Política y Economía | El Viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, acompañó al titular del Palacio de Hacienda en su presentación del Presupuesto en el Congreso. En ese marco, explicó las razones por las que el 60% de inflación prevista para 2023 sería una meta “realista”.
“Atacando inercia inflacionaria y procurando una razonable caída de márgenes empresariales, podremos lograr que la inflación real se acerque a la ‘teórica’ (impulso monetario de origen fiscal)”, planteó el funcionario, que no había hablado públicamente desde su designación hasta que este miércoles se presentó en Diputados.
“Y si el Congreso mejorase el Presupuesto, eliminando el déficit fiscal primario, nos brindaría una gran herramienta para podamos volver a obtener una inflación normal, del orden 10% anual, en menos tiempo de lo que casi todos creen”, estimó.
A través de Twitter, Rubinstein le contestó a la Vicepresidente Cristina Kirchner, que el día anterior le había apuntado a las empresas alimenticias por los fuertes aumentos de precios que generan un incremento de la indigencia.
Sin nombrarla, dijo que “la culpa del desorden cambiario, las altísimas brechas, la obligación a financiarse a 180 días para importar, cupos, etc., etc., no la tienen las empresas. Aunque haya abusos normativos y corrupción. Es nuestra responsabilidad (gobierno) que todo esto mejore. En eso estamos”.
Agregó Rubinstein que “lo antes que podamos deberíamos volver a la macro del 2003-2005: superávit primario del 3% del PIB. Por ende superávit externo (cuenta corriente del 2% PIB). Dólar único. Inflación del 5% anual (sin controles de precios). Tasa Lebac (Leliq) 6% anual. u$s 40,000 millones de Reservas Netas”.
Según el Viceministro de Economía, “el exceso de demanda agregada que provoca el déficit fiscal seguirá impulsando una alta inflación. Actuando sobre la inercia, y sobre márgenes (bajando brecha cambiaria, acuerdos y otras acciones), podremos bajar el IPC del 90% al 60%. Sólo un primer paso”.
Y concluyó señalando que “hasta que no logremos la unificación cambiaria, habrá cierto desorden y márgenes empresariales más altos que los normales. Pero unificar el mercado de cambios, sin robusto Superávit Fiscal Primario, y casi sin Reservas, luce demasiado riesgoso. El Norte (3 años?) debería ser ese”.