Judiciales | Sin apoyo político ni judicial, Manuel García-Mansilla decidió correrse de su cargo tras estar 40 días en el máximo tribunal que vuelve a quedar con tres miembros.
Sin apoyo político ni judicial, y después de que el Senado de la Nación rechazara su pliego para integrar la Corte Suprema de Justicia, Manuel García-Mansilla presentó este lunes su renuncia al cargo para el que había sido designado en comisión por el Presidente Javier Milei.
El abogado y catedrático, que asumió el puesto el pasado 27 de febrero, deja el máximo tribunal 40 días después, en medio de una cautelar dictada por el Juez Alejo Ramos Padilla, que le ordenaba abstenerse de tomar decisiones durante tres meses.
La dimisión de García-Mansilla deja nuevamente a la Corte Suprema con tan solo tres integrantes: Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz.
A la renuncia del catedrático se suma la negativa del Senado a la postulación del Juez federal Ariel Lijo, quien también fue impulsado por Decreto para que fuera Ministro en Comisión, pero no asumió el cargo luego de negarse a renunciar a su puesto actual, una condición exigida por la Corte para aceptar su incorporación.
El domingo, el Gobierno había solicitado a través de la Procuración General del Tesoro un per saltum para que la Corte tratara de manera urgente la medida cautelar dictada por Ramos Padilla, aunque aclararon que no lo hacían para sostener al juez, sino “para defender la constitucionalidad del nombramiento”.
Sin embargo, García-Mansilla, flamante ministro de la Corte, renunció a su cargo, a pesar de haber afirmado previamente que solo un juicio político podría removerlo.
En su carta de renuncia, García-Mansilla comienza: “Me dirijo a Usted a fin de presentar la renuncia indeclinable al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para el que fui nombrado, en comisión, por el decreto 137 del 26 de febrero de 2025”.
Además, explicó que asumió el cargo en comisión porque entendió que debía “asumir la responsabilidad de colaborar con una solución a las vacantes en la Corte, un grave problema institucional que requería una solución urgente”.
A pesar de las críticas que recibió, el abogado destacó que eligió el camino difícil por considerar que era lo correcto.
La Corte, nuevamente con tres miembros
La renuncia de García-Mansilla deja a la Corte con tres Jueces, lo que también había ocurrido a desde fines de diciembre del año pasado, con la jubilación de Juan Carlos Maqueda.
Previamente una Acordada firmada por Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y el propio Juan Carlos Maqueda, y con la disidencia del Juez Ricardo Lorenzetti, que planteó objeciones, dispusieron que para dictar un fallo será necesario que haya tres votos coincidentes.
En caso de que alguno de los jueces no esté de acuerdo, no se alcanzará la mayoría necesaria y se deberá convocar a un Conjuez.
Los Conjueces son presidentes de las Cámaras Federales de todo el país, y su designación se realiza por sorteo. Si no se puede designar a uno, se recurre a una lista de abogados de la matrícula, quienes deben tener el acuerdo previo del Senado.
La Acordada aprobó un mecanismo ágil para el sorteo de conjueces, garantizando que los expedientes no se paralicen ante la falta de mayoría.
Un mecanismo para garantizar la seguridad jurídica
El texto de la Acordada establece que, cuando no se alcancen las mayorías necesarias, se realizará rápidamente el sorteo de conjueces para evitar el bloqueo de los expedientes.
De esta manera, se asegura la seguridad jurídica, ya que un mismo conjuez resolvería siempre los casos análogos.
De lo contrario, se correría el riesgo de que la jurisprudencia se atomizara, con sentencias que variarían cada vez que se sortease un nuevo Conjuez, quien podría tener una opinión diferente sobre casos similares.
La situación de la Corte Suprema sigue siendo compleja, con un Tribunal reducido a tres miembros, lo que podría generar más incertidumbre en la toma de decisiones clave para el país.