Salud | Según ese cálculo, alrededor de 1.300.000 argentinos tuvieron la enfermedad, una cifra muy lejana a la necesaria para que el virus deje de circular "naturalmente", por lo que especialistas apelan a la "responsabilidad individual".
El estimado de personas que tuvieron o tienen coronavirus en Argentina podría ser cercano a 1.300.000, lo que representaría el 2,9% de la población nacional, muy lejos de la cifra necesaria para que el virus deje de circular "naturalmente", por lo que especialistas apelan a la "responsabilidad individual" para controlar la curva y evitar el colapso del sistema sanitario.
El cálculo fue elaborado por el bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba e investigador del Conicet Rodrigo Quiroga en base al cruce de varios datos, partiendo de la idea de que los infectados "pueden estimarse teniendo en cuenta las personas fallecidas y la distribución de edades de cada población".
Para esto, Quiroga tomó la cantidad de personas que hay en cada barrio o jurisdicción de distintas edades (entre 0 y 9 años, entre 10 y 19 años, y así sucesivamente), la letalidad (porcentaje de muertos sobre infectados totales) de cada franja etaria de un estudio realizado en España, y los fallecidos notificados de cada edad en esa jurisdicción.
En base a este análisis, Argentina tendría un 2,9 por ciento de la población infectada, la Ciudad de Buenos Aires un 9,4 por ciento y la Provincia de Buenos Aires un 4 por ciento.
Para Rodrigo Quiroga, la cifra de contagiados está lejos de generar un "efecto rebaño". Para asegurarse de que la estimación es razonable, Quiroga realizó el cálculo en base a esas variables en localidades donde se realizaron estudios de seroprevalencia (es decir estudios de anticuerpos): "Para Ginebra, París, Londres y Lima obtuve resultados muy similares a la seroprevalencia real. Las dos ciudades donde mi cálculo sobrestima la cantidad de infectados es en Madrid y Nueva York, donde los muertos fueron mayores a los esperados posiblemente por el colapso del sistema de salud".
Dentro de estas comparaciones, el investigador realizó un cálculo para el Barrio Padre Mugica (ex Villa 31) y le dio una prevalencia de 50,1% de la población, en tanto el estudio de seroprevalencia que realizó el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires arrojó que el 53% de los habitantes del barrio habían estado infectados. Justamente en base a ese estudio, realizado en conjunto entre el Ministerio de Salud porteño, la Fundación Instituto Leloir, el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y el Departamento de Investigación del Hospital Italiano, se informó que "por cada persona detectada había nueve sin diagnóstico".
"Este criterio es demasiado variable, porque, por ejemplo, la tendencia a acercarse al sistema de salud de una población que vive en un barrio vulnerable es diferente al comportamiento del resto de la población; no me parece que ese dato sea extrapolable al resto de la Ciudad". Y continuó: "Usando la regla de un detectado cada 10 infectados, el ministro (porteño Fernán) Quirós estima que hoy hay 650.000 infectados en CABA, lo cual corresponde a más del 20% de infectados, y que esto explicaría porqué hay un número más o menos estable de casos en CABA".
"Sin embargo -continúa- aplicando ese mismo cálculo hay barrios que tendrían aproximadamente 50% de infectados (Barracas, Villa Lugano, Villa Soldati y Retiro) y que sin embargo siguen teniendo casos. La hipótesis no cierra".
En el mismo sentido, Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), dijo a Télam: "Es imposible atribuir un efecto rebaño a un 20% de prevalencia, y no podemos permitir tampoco que la ciudad de Buenos Aires llegue a ese 20%. En la Ciudad viven 3 millones de personas y con una letalidad del 2%, que es muy baja, llegaríamos a 12 mil muertos" solo en ese distrito.
Y continuó: "la curva empezó a descender en los países cuando se tomaron medidas. En ningún país la epidemia empezó a descender espontáneamente. En la Villa 31 se pudo ver cómo la infección continuó hasta llegar a un 70, 80% en algunas áreas de la villa".
Para el físico e investigador de Conicet Jorge Aliaga, "para saber el total de casos infectados existen dos problemas: el primero, que no se detectan todos los casos; y el segundo, que las muertes en cada lugar dependen de la pirámide poblacional y del colapso del sistema de salud, hay que poder ajustar ambas cosas para poder hacer una estimación".
Aliaga consideró acertada la estimación de Quiroga. Aliaga consideró acertada la estimación de Quiroga. Aliaga -ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA- consideró acertada la estimación de Quiroga porque "se basa en un punto: lo que mata el virus por edad, como porcentaje de los contagiados (no de los confirmados) es igual en todos lados si conocés los muertos y la pirámide de edades podés estimar cuántos enfermos reales hubo".
Aliaga recordó que "cuando se habla de la inmunidad de rebaño a lo que se refiere es a que cuando un 60 o 70 por ciento de la población ya tuvo contacto la enfermedad, la curva empieza a caer naturalmente porque el virus no encuentra personas para infectar y de eso estamos lejísimos".
El físico señaló que "junto a varios analistas vimos que en algunos países de Europa la curva bajó mucho antes de este 60 o 70 por ciento, y esto se dio porque las personas se 'asustaron' y empezaron a cumplir con las medidas de aislamiento; en cambio, ahora que hace calor, las medidas se relajaron y comenzaron los rebrotes".
Según el último reporte del Ministerio de Salud de Nación, Argentina tiene 4.556 muertos desde que comenzó la pandemia. "Este porcentaje corresponde a un estimado de 2,9% de la población; si en Argentina hubiera un 20% de la población infectada estaríamos rondando los 29.700 muertos, mientras que para alcanzar la inmunidad de rebaño, con un 70% de la población infectada, tendríamos unas 103.950 muertes. Y esta estimación puede quedarse corta si hay colapso del sistema de salud", señaló Quiroga.
Y concluyó: "la única manera de que la curva baje antes de tener esa cantidad de muertos es con acciones de Gobierno como mayor rastreo de contactos y mejor comunicación, y por otro lado una mayor responsabilidad individual y colectiva.
Por otro lado, si los casos siguen aumentando, inevitablemente el sistema de salud terminará saturándose en algún momento". Sued sentenció: "No va a haber una receta mágica, no va a ser como la leche hervida que va a subir y va a empezar a bajar cuando se apague la hornalla, porque la hornalla es la transmisión entre las personas".