Sociedad | Fue proclamado en una celebración presidida por el enviado papal, Cardenal Fernando Vérguez, frente a la basílica de Luján. También se estableció que su fiesta litúrgica sea el 4 de febrero.
En una emotiva celebración eucarística, el Cardenal Eduardo Francisco Pironio fue proclamado beato en la plaza "General Belgrano", frente a la basílica santuario de Nuestra Señora de Luján.
El enviado papal, Cardenal Fernando Vérguez, presidió la ceremonia ante una multitud que se congregó para este acontecimiento significativo.
La beatificación inició con la lectura de la biografía de Pironio por el padre Toni Witwer SJ, destacándolo como el "Cardenal de los jóvenes".
Tras esta introducción, el cardenal Vérguez leyó la carta apostólica del Papa Francisco, anunciando la beatificación y estableciendo el 4 de febrero como la fiesta litúrgica en honor al beato Eduardo Pironio.
La homilía del Cardenal Vérguez resaltó la vida de Pironio como un "celoso ministro de la Iglesia" desde su juventud, siendo un ejemplo vivo de fidelidad al Evangelio y al Magisterio papal.
Se mencionaron aspectos de su espiritualidad marcada por la devoción eucarística, mariana y a los santos.
El purpurado español expresó su gratitud al Papa Francisco por este "don de quien fue hermano, padre y maestro para todos nosotros", recordando momentos pastorales y su profunda humildad.
El momento culminante llegó con la declaración de beatificación y el despliegue de la imagen oficial de Eduardo Pironio, seguido por la presentación de reliquias por parte de la familia Franco y seminaristas de la diócesis de Nueve de Julio.
El Cardenal Vérguez concluyó la ceremonia con una invocación al nuevo beato y destacó la beatificación como una "buena noticia" y una "fiesta de alegría y fraternidad" para la Iglesia y la Argentina.
La beatificación de Eduardo Francisco Pironio representa un hito significativo, un regocijo para los fieles y una inspiración para continuar viviendo con esperanza y fidelidad al Evangelio.