Política | La reunión plenaria, que se extendió por una hora, tenía previsto tratar la creación de nueve universidades. El cuerpo quedó sin quorum cuando un legislador de JxC pidió votar la suspensión, y ya se había retirado el Interbloque Federal.
En el marco de un debate caótico en torno a la creación de ocho universidades, con una oposición parada junto a sus bancas y a los gritos, fracasó este jueves la sesión especial convocada por el oficialismo.
Fue al cabo de poco más de una hora y media de sesión, cuyas características escandalosas quedarán en el recuerdo, y que se inició luego de que tres veces se reprogramara su inicio.
Esa fue precisamente la razón por la que la oposición consideraba inválida la misma y la que los hizo ingresar al recinto más tarde de lo habitual.
El caos se desató a partir de que la presidencia de la Cámara anunció la decisión de votar el temario de inmediato y a mano alzada, con lo cual postergó la inclusión de cuestiones de privilegio, herramienta con la que la principal oposición tenía como objetivo alargar indefinidamente la sesión.
¿De qué manera? Es que prácticamente todos los Diputados de Juntos por el Cambio pretendían anotarse para expresarse y así dilatar in eternum el avance de esa sesión.
La maniobra oficialista desató la ira de la principal oposición, que se dedicó a partir de entonces a protestar a los gritos, tratando de impedir el desarrollo de la sesión. Lo sufrió en carne propia la miembro informante del oficialismo, Blanca Osuna, que arrancó gritando a viva voz su discurso.
“Tal cual plantea el reglamento -remarcó al comenzar-, vamos a dar tratamiento de la creación de universidades nacionales para la República Argentina. Estamos haciendo una labor cuya atribución nos otorga la Constitución nacional”, señaló entre aplausos del oficialismo.
Cecilia Moreau trató infructuosamente durante el tiempo que duró la sesión de llamar a silencio a la oposición. “¿Qué tomaron?”, les preguntó de entrada ante los gritos destemplados a los Diputados opositores.
“Violentos, violentos”, gritaban desde el oficialismo, mientras la presidenta del Cuerpo -que más temprano había visto frustrada la sesión preparatoria en la que iba a renovar su mandato al frente de la Cámara-, hacía malabares para encauzar la sesión.
“No me trate de tonta, Wolff, no me subestime”, lanzaba, al tiempo que le pedía calma a Fernando Iglesias, prometiéndole darle luego la palabra.
“Recuperemos la convivencia democrática, el diálogo… Todos van a tener la palabra”, señaló en ese pasaje.
Osuna recién había comenzado, y tras la interrupción inicial continuó: “La creación de una universidad no es un acontecimiento estrictamente académico, aunque impacta en las consideraciones de la academia".
"Entendemos que la creación de una universidad es un hecho fundamentalmente de decisión política, y fundamentalmente impacta en el derecho humano a acceder a la educación, cuya garantía debe acompañar el Estado nacional”, señaló la presidente de la Comisión de Educación que hacía enormes esfuerzos para hacerse escuchar entre los gritos que no pararon nunca.
Señaló la entrerriana que los proyectos puestos a consideración planteaban no solo “crear instituciones, sino que esa decisión que fundamentalmente y por Constitución corresponde al Congreso, ha tenido en quienes han iniciado como legisladores la presentación de estos proyectos un ida y vuelta intenso”.
Blanca Osuna sostuvo que la base de esos proyectos tenía que ver con “la inclusión, no solo en términos de incorporación, sino de derechos. Estamos hablando de recuperar derechos a acceder a la educación superior. De jóvenes, chicas y chicos, adultos, que en distintos lugares están a la expectativa de que estas puertas se abran”.
“Es muy llamativo observar la matrícula de estas instituciones, donde alumnas y alumnos son por primera vez miembros de una familia que accede a una educación superior. Y eso no es poco y nos enorgullece”, añadió.
Y continuó: “Cada institución de las que estamos intentando recrear tiene su historia, cada una fue hilvanando ideas, fundamentos, datos e información, identidades de cada una de sus comunidades”.
Cecilia Moreau hizo allí un nuevo intento por encauzar el desmadre. Les explicó a los diputados opositores que como no estaban al principio, y no había habido reunión de Labor Parlamentaria sobre esa sesión, se había aprobado el orden del día.
Pero ahora, “tomando el requerimiento que hizo el Diputado Maximiliano Ferraro, podríamos reconsiderar y tratar cada uno de los órdenes del día, votarlos por separado”.
Advirtió que todas eran “cuestiones de privilegio” y que estaban anotados casi todos los diputados de Juntos por el Cambio.
“Les estoy pidiendo que dejen terminar de hablar a la diputada Osuna como miembro informante de la comisión, lo que no significa que no van a poder hablar”, concluyó.
Pero antes que retomara Blanca Osuna y ante una expresión del jefe del bloque radical, espetó: “Yo no sé, diputado Negri, cómo trata a su mujer… A mí por ser mujer no me trata más así, ¿eh?…”.
A todo esto, las mujeres del bloque oficialista se habían parado delante del estrado, como para impedir que desde la oposición alguien pudiera acercarse amenazadoramente a la presidenta del Cuerpo.
Osuna intentó seguir, hablando del “brutal endeudamiento al que la Nación argentina está expuesta”.
Luego viró hacia la oposición advirtiendo que “estamos frente a una situación donde quienes nos acompañan desde los palcos, los jóvenes, pueden además observar qué es lo que no hay que hacer en recintos como este cuando la democracia vale, cuando hay reglas de juego que forman parte de esta Cámara. Este reglamento es Ley; este reglamento establece que quien hace uso de la palabra debe ser respetado en su oralidad”.
Blanca Osuna continuó señalando que ese “el hecho de que haya adultos que dicen representar, pero además no me permiten expresar, es una vergüenza. Porque yo tengo representación, y hablo en nombre de los legisladores, que debatimos y analizamos los proyectos y acompañamos a las comunidades que parcialmente están presentes acá”.
Luego se refirió brevemente a cada una de las ocho universidades que se pretenden crear, y se plantó frente a quienes “denostaron el sentido de estas creaciones”.
“Entendemos que en realidad cuando estamos abriendo estas puertas, estamos dando justamente el paso contrario a una definición que planteó como un déficit del sistema educativo el caer en la educación pública… Reivindicamos la educación pública, a sus docentes, maestros, maestras, la historia que está atrás de cada una de esas definiciones que se plasman en los proyectos”.
Tras advertirle a la oposición que no se debe “clausurar la voz de nadie”, les reclamó que “honren la función, y honrarla significa respetar no solamente como sujetos representantes que estamos sentados en estas bancas, sino también a las comunidades que hablan por nosotros”.
A continuación habló Marcela Passo, más brevemente, afirmando que “no estamos votando un puñado de universidades públicas, sino un modelo de país”, tras lo cual la presidenta de la comisión convocó al diputado de la Coalición Cívica Maximiliano Ferraro a hablar en nombre del dictamen de minoría. Pero el diputado de JxC declinó hacerlo.
Moreau pasó entonces a Romina del Plá. Sin embargo Maximiliano Ferraro pareció reconsiderar su rechazo inicial y la presidenta del Cuerpo le dio la palabra.
Rodeado de carteles que se habían puesto en las bancas de Juntos por el Cambio con la leyenda “Impunidad o Justicia”, Ferraro dijo que antes de dar su discurso pediría una moción de orden… para levantar la sesión. Y que la votación fuera nominal.
Resignada y consciente de lo que pretendía la oposición con esa medida, la presidenta de la Cámara llamó a votar, pero les pidió a los diputados de JxC sentarse. “¿Piden que se vote y no votan?”, les preguntó a los diputados opositores parados masivamente al lado de sus bancas.
Sonriente y con los brazos cruzados, Mario Negri, de pie junto a Cristian Ritondo, le hizo un gesto negativo. Pidió hablar entonces Germán Martínez, para decir que querían continuar sesionando, pero Cecilia Moreau ya se había dado por vencida. Había solo 120 diputados sentados y el pedido de votación había poner en consideración nuevamente el quórum.
“Se levanta la sesión”, sentenció la titular del Cuerpo, poniendo punto final a un episodio que será recordado con el correr del tiempo por sus características bochornosas. Mientras la oposición se retiraba -el oficialismo se quedaría un poco más a escuchar a su jefe de bloque-, volvieron a gritar desde las bancas del Frente de Todos: “Milman asesino”. Ese fue el tenor de esta olvidable sesión.