| Con el 96% de las mesas escrutadas, el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero obtenía el 43,73% de los votos contra el 40,13% de su rival Mariano Rajoy. Con ese resultado, el PSOE consigue 169 escaños frente a 154 del PP. Los sondeos a boca de urna también le daban una amplia victoria al actual mandatario.
"Los españoles han hablado con claridad y han decidido abrir una nueva etapa, sin crispación, que excluya la confrontación, que busque acuerdo en los asuntos de Estado", afirmó Zapatero.
El socialista José Luis Rodríguez Zapatero se impuso este domingo con un 43,48% de los votos al conservador Mariano Rajoy, que obtuvo un 40,12% de los sufragios, por lo que gobernará por cuatro años más.
El gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) obtuvo este domingo 168 escaños, 4 más que en 2004, mientras el opositor Partido Popular (PP), también sube de 148 a 154 escaños, escrutados el 93,17 % de los sufragios.
Con estos resultados, el PSOE queda lejos de la mayoría absoluta de 176 escaños y necesitará del apoyo de las fuerzas minoritarias para ser investido como Presidente del Gobierno.
La clave del triunfo socialista volvió a ser la movilización electoral, que se situó en el 75,35%, equivalente a la participación que se registró en 2004 cuando los españoles se volcaron a las urnas conmocionados por el atentando islamista del 11 de marzo.
"Los españoles han hablado con claridad y han decidido abrir una nueva etapa, sin crispación, que excluya la confrontación, que busque acuerdo en los asuntos de Estado", afirmó Zapatero ante una multitud de simpatizantes socialistas que se congregaron en las puertas del partido, en la calle Ferraz de Madrid.
"Gobernaré profundizando lo que hicimos bien y corrigiendo errores, gobernaré con diálogo social y político, y para asegurar la colaboración entre todas las administraciones, para todos pero pensando en los que no tienen de todo", añadió el presidente.
Zapatero tuvo sus primeras palabras para el ex concejal asesinado el viernes en un atentado atribuido a ETA, Isaías Carrasco, y en recuerdo a todas las víctimas del terrorismo.
Los que más pierden en estas elecciones son los partidos minoritarios, salvo los catalanes de Convergencia i Unió (CiU) que mantienen sus 10 diputados al obtener un 2,99% de los votos.
La tercera fuerza política en número de votos, Izquierda Unida (IU) es la gran castigada por la polarización de la campaña, ya que con un 3,85% de los votos obtiene 3 escaños, dos menos que en las anteriores elecciones, lo que le supone la pérdida de su propio grupo parlamentario.
Otra de las fuerzas que perdió caudal de votos y grupo propio en el Congreso son los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que caen de 8 a 3 escaños, con un 1,15% de los votos.
En tanto, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), pierde un escaño con un 1,24% de los votos y se queda con 6 diputados, mientras el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) mantiene sus 2 diputados, con un 0,83% de los votos, al igual que Nafarroa Bai (NA-BAI), que conserva su único escaño, con un 0,26%.
Pese al descalabro de los partidos nacionalistas e IU, la nueva formación Unión, Progreso y Democracia (UPyD), liderada por la ex socialista Rosa Díez, fue la sorpresa ya que obtuvo su primer escaño, con un 1,23% de los sufragios.
La fiesta de la democracia española se vio ensombrecida por el asesinato de Carrasco. Sin embargo, la última víctima de ETA provocó un despertar democrático de la sociedad española que respondió acudiendo a votar de forma masiva.
Los resultados electorales confirmaron que el atentado de ETA en la puerta de los comicios no provocó un vuelco electoral, aunque influyó notablemente en el nivel de participación en un contexto de elevada bipolarización.
ETA había marcado la campaña al igual que el aumento del bipartidismo, potenciado por las propias estrategias electorales de los partidos mayoritarios.
El PSOE, con el objetivo de lograr la máxima movilización política para llegar al techo de su caudal electoral, se concentró en pedir el voto contra el PP, por lo que muchos ciudadanos volvieron este domingo a ejercer el "voto útil".
Por su parte, el PP centró su campaña principalmente en la lucha contra el terrorismo -tema con el que intentó desgastar al gobierno socialista durante cuatro años-, la inmigración -debate que abordó con un discurso xenófobo- y la economía desde un análisis catastrofista de la realidad española.
En este marco, las fuerzas minoritarias, como Izquierda Unida y los nacionalistas se vieron desplazados del escenario.
Asimismo, los dos "cara a cara" televisivos, ganados por el candidato socialista, potenciaron la idea de que los comicios eran una cuestión de dos, Zapatero y Rajoy. Y el duelo lo ganó claramente Zapatero al revalidar los resultados de 2004.
Fuente: Télam.