Sociedad | El Pontífice, aún convaleciente, saludó a miles de fieles tras la misa presidida por el cardenal Sandri, en un gesto que emocionó a los presentes.
En un gesto que ya se ha vuelto característico de su pontificado, el Papa Francisco apareció de manera sorpresiva este domingo en la Plaza de San Pedro al finalizar la celebración del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, presidida por el Cardenal Leonardo Sandri.
Acompañado por un cálido rayo de sol y los aplausos de miles de fieles, el Santo Padre dedicó cerca de diez minutos a saludar y bendecir a los presentes, quienes lo recibieron con emoción y alegría.
Una sorpresa en medio de su convalecencia
Apesar de sus recientes problemas de salud, Francisco ha mantenido una presencia activa en los últimos días. Su aparición este domingo se suma a otras salidas no programadas, como su visita el 10 de abril a la Basílica de San Pedro y su oración ante el icono de la Salus Populi Romani en Santa María la Mayor el sábado 12.
Desde el pórtico de la Basílica, el Papa dirigió un breve pero emotivo saludo: "¡Feliz Domingo de Ramos y feliz Semana Santa!", palabras que resonaron entre los 40.000 peregrinos* congregados en la plaza.
Un llamado a la compasión y al acompañamiento
Antes de la llegada del Pontífice, el cardenal Sandri, en su homilía, invitó a los fieles a "llevar la cruz no al cuello, sino en el corazón", recordando la importancia de compartir el sufrimiento ajeno.
"La pasión de Jesús se convierte en compasión cuando tendemos la mano a quien ya no puede soportar su cruz", destacó, en un mensaje que resonó como una invitación a ser "Cireneos" los unos para los otros.
El Papa sigue cerca de su pueblo
Aunque Francisco no presidió personalmente la ceremonia debido a su recuperación, su presencia inesperada al final de la misa demostró una vez más su cercanía con los fieles.
Sonrisas, bendiciones y gestos de afecto marcaron esos minutos en los que el Papa, visiblemente emocionado, interactuó con niños, enfermos y peregrinos de distintas partes del mundo.
Con este gesto, el Pontífice reafirma su estilo pastoral: espontáneo, cercano y lleno de simbolismo, especialmente en momentos clave como la Semana Santa, tiempo de reflexión y renovación espiritual para la Iglesia.