| La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos anunció este martes un préstamo sin precedente de 85.000 millones de dólares para salvar a la aseguradora AIG de la bancarrota, impulsada por temores de un catastrófico efecto sobre los mercados financieros.
La Fed dijo en una declaración que tomó la decisión "con el total apoyo del departamento del Tesoro" y bajo la ley que la regula. "El préstamo tiene términos y condiciones creadas para proteger los intereses del gobierno estadounidense y de los contribuyentes", agregó.
Una de ellas es que el gobierno controlará el 79,9% de la aseguradora. La línea de crédito por 24 meses tendrá una tasa de interés equivalente a la tasa interbancaria de Londres más 850 puntos básicos. "Los intereses de los contribuyentes están protegidos por términos clave del préstamo. El mismo es además colateralizado por todos los bienes de AIG, y de sus subsidiarias primarias no reguladas", dijo la Fed.
"Estos bienes incluyen prácticamente todas las subsidiarias reguladas. Se espera que el préstamo sea pagado con la venta de bienes de la empresa", agregó. El gobierno también se reservó el derecho de vetar los pagos a los accionistas.
El secretario del Tesoro Henry Paulson dio luz verde al acuerdo. Estos "son tiempos desafiantes para nuestros mercados financieros", aseguró en un comunicado. "Apoyo los pasos tomados por la Reserva Federal esta noche (martes) para asistir AIG en el cumplimiento de sus obligaciones, mitigar consecuencias más amplias y al mismo tiempo proteger a los contribuyentes".
Poco después salió al ruedo el presidente George W. Bush, que por medio de un comunicado de prensa apoyó el plan de rescate, que "promoverá la estabilidad en los mercados financieros".
La prensa estadounidense ya especulaba con el plan horas antes, cuando detalles del mismo fueron divulgados luego de que el secretario Paulson y el presidente de la Fed, Ben Bernanke, se presentaran ante el Congreso para informar a líderes de la Cámara de Representantes y del Senado.
El influyente demócrata Charles Schumer habló después con la prensa sobre la preparación de medidas "sin precedentes". Inicialmente la Fed pidió al banco Goldman Sachs y al JPMorgan sindicar las enormes sumas necesarias para que el ex líder mundial de los seguros escape de la declaración de quiebra.
Pero la Fed se vio forzada a comprometerse más después de una nueva caída de la acción de AIG en la bolsa (21% tras 60% el lunes), que disuadió a los bancos contactados para aportar su contribución al préstamo necesario para el grupo.
Normalmente, la Fed no está autorizada a abastecer de liquidez a las aseguradoras, las cuales no están bajo su supervisión. Pero el presidente de la Fed de Nueva York, Timothy Geithner, desempeñó un papel activo en las discusiones sobre el futuro de AIG, como lo atestiguó su ausencia en la reunión del Comité de Política Monetaria del Banco Central.
Entre Paulson, Bernanke y Geithner se llegó a la conclusión que dejar caer a AIG sería "catastrófico", informó el Wall Street Journal en su edición electrónica. Durante la sesión del martes en Wall Street ya se hablaba de una ayuda del gobierno a AIG, ya que la eventual quiebra de la aseguradora habría tenido implicaciones para el sistema financiero mundial todavía más graves que la del banco de inversiones estadounidense Lehman Brothers, quebrado el lunes.
El otrora prestigioso banco fue reducido a ese extremo debido a la actitud inflexible del Tesoro, que se negó a echar mano a las finanzas públicas para facilitar la compra por el británico Barclays.
También más temprano, en el que fue su primer comunicado desde que sus acciones se hundieron en medio de temores de una bancarrota, AIG despejó dudas y afirmó que sus servicios financieros, entre ellos los de seguros y retiros, operaban normalmente.
La crisis de AIG se agudizó el lunes por la decisión de las tres principales agencias de notación de rebajar la calificación de la aseguradora, lo que le aumentó fuertemente el costo del crédito. AIG cuenta con 74 millones de clientes en el mundo, en su mayoría, estadounidenses, y emplea a 116.000 personas en 130 países.
Fuente: AFP.