| Dos nuevos temblores se sintieron en la localidad de L'Aquila. Sonaron todas las alarmas. Las autoridades actualizaron el número de víctimas fatales.
A las 23:57 de ayer, y con una magnitud de 3,8 grados en la escala de Richter, la tierra volvió a temblar en los alrededores de las ciudades de L'Aquila, Barreto y Scoppitto. Pasada la 1:15 de la madrugada, una nueva sacudida, esta vez de 4,8 grados, se sintió de nuevo en la zona.
Sobre las ruinas de edificios destruidos y carreteras rajadas por la mitad, los equipos de rescate siguieron trabajando a lo largo de la noche para encontrar entre los escombros a posibles supervivientes tras los 179 muertos, los 1.500 heridos y unos 70.000 desplazados provocados por el terremoto de 6,3 grados que golpeó, a las 3:32 del lunes, el centro del país.
El gobierno de Berlusconi declaró ayer el estado de emergencia y columnas de vehículos y fuerzas de seguridad se desplazaron desde toda la península hacia la zona afectada.
La búsqueda entre los escombros proseguía bajo la intensa lluvia que azotaba la tierra martirizada mientras miles de personas deambulaban buscando abrigo.
Prácticamente todos los inmuebles de L'Aquila muestran importantes desperfectos, incluidos varios de los magníficos edificios históricos y las iglesias que adornan la bella ciudad medieval, capital de la región de Los Abruzos, de 68.000 habitantes.
Muchos voluntarios trabajaban en la zona, y sus acentos delataban la procedencia de varias regiones de Italia, según informa el diario español El País en su versión online.
El primer ministro, Silvio Berlusconi, anuló un viaje oficial a Moscú y se desplazó a la zona para seguir las operaciones de rescate. Berlusconi, que anunció que el gobierno ha destinado una primera partida de 30 millones de euros para ayuda inmediata, señaló que el esfuerzo de las fuerzas de seguridad estaba a la altura del drama.