| La situación parecía tranquilizarse en la central atómica japonesa Fukushima I, dañada por el sismo y posterior tsunami de la semana pasada en el norte de ese país, donde ayer se registró un nuevo sismo, pero se detectó radiactividad en el agua y en otros alimentos por la fuga de la central Fukushima.
"Creemos que la situación se ha estabilizado", dijo un vocero del gobierno japonés, Yukio Edano, sin embargo, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó la presencia de yodo radiactivo en productos alimenticios y agua.
Si bien el yodo radiactivo tiene una vida corta de cerca de 8 días y luego su radiactividad decae naturalmente en cuestión de semanas, la OIEA afirma en un comunicado que "hay un riesgo a corto plazo para la salud humana si es absorbido por el cuerpo".
Su ingestión puede llevar a una acumulación en el cuerpo y perjudicar a la tiroides, un peligro que afecta sobre todo a los niños y jóvenes. Como medida de prevención, las autoridades japonesas dieron el pasado día 16 la orden de repartir tabletas y jarabe de yodo no radiactivo a la población evacuada de la zona de 20 kilómetros de radio alrededor de la planta. Y como segunda medida, se prohibió la venta de todos los productos alimenticios provenientes de la prefectura de Fukushima.
Sobre este reactor, especialmente peligroso porque contiene plutonio, los bomberos dirigieron los cañones de agua de sus vehículos, en un nuevo intento por enfriar el núcleo, informó la agencia de noticias Kyodo.
Con ese operativo, se prevé inyectar 1.260 toneladas de agua en el reactor 3, que ayude a bajar la temperatura y evitar una fuga radiactiva, consignó la agencia alemana DPA.