Renunció Rumsfeld tras la amplia victoria demócrata
| El presidente Bush relevó al polémico Secretario de Defensa horas después de que su partido sufriera una severa derrota electoral y perdiera el control de la cámara de Representantes y el Senado.
La marea demócrata que sacudió a Estados Unidos en las elecciones legislativas de anteayer se cobró la primera gran víctima del gobierno de George W. Bush: renunció el polémico secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, acorralado por el veredicto devastador que arrojaron las urnas sobre la marcha de la guerra en Irak. La Casa Blanca, en tanto, inicia el replanteo de sus metas hasta el final del mandato, en 2009.
En un dramático giro en el panorama político norteamericano, el Partido Demócrata ganó el control de la Cámara de Representantes, como se esperaba, y también el Senado, un resultado que sólo los opositores más optimistas podían esperar.
Los republicanos perdieron sus 6 bancas senatoriales más disputadas, según informó anoche la agencia AP, y sólo podrían revertir la debacle si los segundos recuentos en Virginia y en Montana dieran vuelta el primero y adverso conteo oficial, algo que parece improbable.
En la Cámara baja los demócratas defendieron todas sus bancas y le arrebataron 29 al oficialismo, con lo que se quedaron con la mayoría. Similar tendencia se manifestó en las contiendas para gobernador: ganaron 6 que estaban en manos republicanas, incluida Nueva York, por lo que también pasaron a dominar el club de gobernadores: 28 contra 21. En conferencia de prensa, Bush calificó ayer la derrota como un "duro golpe" y anunció el reemplazo de Rumsfeld por Robert Gates, que fue director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con su padre, el ex presidente George H. W. Bush.
Su primera reacción, tras verificar la derrota, fue felicitar por teléfono a quien se convertirá en la mujer con el cargo electivo más alto en la historia de este país: la jefa de la bancada demócrata y futura presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Será, desde enero, la segunda en la línea presidencial, detrás de su vicepresidente, Dick Cheney.
"Estoy obviamente desilusionado", reconoció Bush ante la prensa. "Pensé que nos iba a ir bien ayer (por anteayer)", señaló, antes de felicitar a los demócratas por su triunfo y afirmar que trabajará con ellos ante el nuevo equilibrio del poder.
"El mensaje de las elecciones fue claro. El pueblo estadounidense quiere que sus líderes en Washington dejen a un lado sus diferencias partidarias, se comporten de manera ética y trabajen juntos para resolver los desafíos que afronta nuestra nación", planteó durante la conferencia de prensa.
Pelosi, conocida por su espíritu belicoso como líder de la oposición, también bajó sus decibeles tras una campaña notable por su agresividad. Se mostró moderada y conciliadora. "Los demócratas estamos listos para liderar, preparados para gobernar y esperando trabajar de manera bipartidaria con los republicanos en el Congreso y con el presidente", dijo en tono tranquilizador.
Bush y Pelosi dialogaron por teléfono bien temprano, casi en la madrugada de ayer, y acordaron como primer paso que almorzarán juntos hoy, en la Casa Blanca, junto a otros líderes de ambos partidos y altos funcionarios.
Fuente: AP y EFE.