| El Papa Francisco recordó que el segundo domingo de Adviento es un tiempo especial que despierta en nosotros la espera del retorno de Cristo y el recuerdo de su venida histórica.
Francisco recordó que hoy, segundo domingo de Adviento, es un tiempo especial que despierta en nosotros la espera del retorno de Cristo y el recuerdo de su venida histórica. A los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, provenientes de todo el mundo, para escuchar las palabras del Santo Padre y rezar con el obispo de Roma la oración mariana del Ángelus, el Pontífice los invitó a “dejarse consolar por el Señor”.
El texto del profeta Isaías correspondiente a la liturgia de este domingo, expresa: “¡Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios!” Francisco señaló que es una invitación del Señor que “nos presenta un mensaje lleno de esperanza”. Es un “bálsamo sobre nuestras heridas”, que “habla hoy a nuestro corazón, para decirnos que Dios olvida nuestros pecados y nos consuela”, dijo el Santo Padre.
“Hoy hay necesidad de personas, indicó Francisco, que sean testimonios de la misericordia y ternura del Señor. El mismo Señor que con la solicitud y ternura de un pastor cuida a su rebaño, lo reúne y dedica especial atención a sus ovejas más frágiles y débiles. Reiterando que «es la actitud de Dios hacia nosotros sus criaturas”.
“Por lo tanto, expresó, el profeta invita al que lo escucha -incluso a nosotros hoy- a difundir entre su pueblo este mensaje de esperanza”, el Papa Francisco recordó que no podemos ser mensajeros de la consolación de Dios si no experimentamos nosotros mismos la alegría de ser consolados y amados por Él. Y ello sucede cuando escuchamos su Palabra, cuando permanecemos en silencio orante ante Él, cuando lo encontramos en la Eucaristía o en el sacramento del Perdón.
El Papa finalizó encomendando “la espera de salvación y de paz de todos los hombres y las mujeres de nuestro tiempo” a la Virgen María, que “es el ‘camino’ que Dios mismo se ha preparado para venir al mundo”.