| El ex dictador chileno Augusto Pinochet continuaba este lunes en estado "crítico" aunque en la tarde su estado de salud había mejorado y su riesgo de muerte era menor, tras sufrir el domingo un severo infarto cardiaco, informó el médico Juan Ignacio Vergara, jefe del equipo que lo atiende en el Hospital Militar de Santiago.
"El riesgo de muerte ha ido disminuyendo, sin embargo todavía persiste", dijo Vergara, al entregar un parte médico a la prensa a las 17H00 locales (20H00 GMT). El galeno indicó que la salud del ex dictador, de 91 años, había mejorado desde la mañana, que "está despierto", "se comunica" y "habitualmente sí reconoce" a quienes le visitan.
En la mañana, un comunicado del hospital había reportado un "riesgo vital" y que "la evolución del paciente ha sido satisfactoria, dentro de su condición de gravedad, que aún se mantiene", mientras que Vergara precisó que la salud del ex dictador era "estable" aunque no era posible "cambiar la
condición de crítico antes de 48 horas".
Tras llegar de urgencia la madrugada del domingo al Hospital Militar, afectado por un infarto al corazón y un edema pulmonar agudo, Pinochet fue sometido a un procedimiento de angioplastia para revascularizar el miocardio y despejar la irrigación sanguínea.
La preocupación que se deriva del tema de salud de Pinochet fue mitigada este lunes por una buena noticia para él: la Corte de Apelaciones de Santiago lo liberó bajo fianza del arresto domiciliario que hace una semana ordenó el juez Víctor Montiglio, por dos víctimas de la "Caravana de la muerte". El tribunal fijó una caución de unos 1.800 dólares.
Según relató el doctor Vergara, en su primera noche en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Militar Pinochet durmió bien, aunque se le notaba "agotado" y "cansado". "Pasó la noche bien, durmió y estuvo controlado por los médicos y las enfermeras", dijo el médico.
Ningún familiar lo acompañó durante la noche, aunque una decena de partidarios instaló carpas en las afueras del recinto para acompañarlo en su más peor crisis de salud de los últimos años.
"Fuerza general", rezaba un enorme cartel que los simpatizantes instalaron en el frontis del hospital, ubicado en la comuna de Providencia, en el este de Santiago, junto a un improvisado altar con una figura de la Virgen María.
En el lugar se mantenían también apostados una veintena de periodistas, fotógrafos y camarógrafos, que montaron guardia durante toda la noche. Al hospital llegaron este lunes algunos políticos de la derecha opositora, como los diputados Maximiano Erráruriz e Iván Moreira, unos de los pocos que en estos últimos años no le han dado la espalda al ex dictador, y el arzobispo de Santiago, cardenal Francisco Javier Errázuriz.
Al salir éste último, señaló que "tenía la capacidad de reconocerme y al mismo tiempo conversar algo". El actual jefe del Ejército, general Oscar Izurieta, visitó el domingo al anciano militar y este lunes se reunió en el Palacio presidencial de La Moneda con la presidenta Michelle Bachelet,
quien aparece complicada por el tipo de ceremonia fúnebre que se le organizaría a Pinochet en caso de que no supere su crisis de salud.
La complicación surge frente a la alternativa de realizar o no un funeral de Estado, que implicaría decretar tres días de duelo oficial, izar la bandera nacional a media asta en edificios
públicos y suspender los espectáculos y actividades masivas. Cuando era candidata, Bachelet confesó que le "violentaría" encabezar una ceremonia de Estado en honor a Pinochet y en agosto
pasado refirmó sus dichos.
"Desde el punto de vista de ceremonias oficiales, francamente a mí me violentaría tremendamente hacer una cosa de esa naturaleza", dijo Bachelet, que sufrió en carne propia los rigores de la dictadura de Pinochet, cuando en enero de 1975 fue detenida junto a su madre, Angela Jeria, en el centro de reclusión clandestino de Villa Grimaldi en Santiago.
Según las normas de protocolo, Bachelet no está obligada a rendir honores ni tampoco a decretar duelo nacional. Pinochet encabezó en 1973 un golpe militar contra el presidente socialista Salvador Allende, tras lo cual gobernó el país en una dictadura que duró 17 años hasta 1990.
Fuente: AFP-NA.