| La explosión de una bomba que devastó el principal edificio del Gobierno noruego en Oslo y un ataque de un hombre armado vestido de policía que abrió fuego en un campo juvenil en una isla cercana dejaron más de 90 muertos, informó la policía.
En el mayor ataque de este estilo desde los atentados a los sistemas de transportes de Londres en el 2005, siete personas murieron por la explosión de la bomba en la capital noruega a media tarde de este viernes.
Poco después, un hombre armado abrió fuego en un campamento juvenil del gobernante Partido Laborista en la isla de Utoeya, al noroeste de Oslo. La policía dijo en un principio que 10 personas habían muerto cuando intentaban huir de la pequeña isla, que fue evacuada y donde la policía halló explosivos sin detonar. Pero más tarde, aumentaron la cifra a 80.
"Lo que sabemos ahora es que hay al menos 80 (muertos)", dijo el jefe de policía Oysten Maeland en una conferencia de prensa. "No podemos asegurar que no va a aumentar (la cifra)", afirmó, añadiendo que habían algunos heridos graves.
La televisión local informó que el hombre detenido, un noruego de 32 años, tras los dos ataques está vinculado a grupos de extrema derecha y que la policía registraba el departamento en el oeste de Oslo donde vivía.
"Vi gente saltar al agua, unas 50 personas nadando hacia la costa. Lloraban, temblaban, estaban aterrorizados", dijo Anita Lien, de 42 años y que vive en la costa del lago Tyrifjord, a unos cientos de metros de la isla.
"Eran tan jóvenes, de entre 14 y 19 años", agregó.
Un guardia del campamento, Simen Braenden Mortensen, dijo que el atacante había ingresado a la isla haciéndose pasar como policía.
"Sale del auto y muestra una identificación, dice que lo enviaron a controlar la seguridad, que es sólo rutina relacionada con el ataque terrorista (en Oslo). Todo parece en orden, se llama un bote que lo lleva a Utoeya. Pasan unos minutos, entonces escuchamos disparos", explicó.
Muchos buscaron refugio en edificios mientras sonaban los disparos, otros corrieron al bosque o intentaron nadar hacia la costa.
"Vi personas que recibieron disparos. Intenté quedarme lo más quieto posible. Estaba escondido atrás de unas piedras. Lo vi una vez, a apenas 20, 30 metros cerca de mi. Pensé 'temo por mi vida', pensé en todas las personas que quiero", dijo Jorgen Benone, uno de los sobrevivientes.
"Salté al agua y nadé hasta un bote. Lloraba, estaba tan feliz. Y tan frío, muy frío. Sólo estoy feliz de estar vivo", añadió.
A tempranas horas del sábado, una ambulancia dejó al área con un cuerpo en una camilla. Automóviles con angustiados familiares se dirigían a un cercano hotel esperando encontrar a sus sere0s queridos evacuados de la isla.
La policía aún recorría la isla con perros en la noche, mientras botes y helicópteros alumbraban el agua en la oscuridad.
En Oslo, la explosión destrozó la fachada del edificio de 17 pisos del Gobierno central, destruyendo la mayoría de las ventanas y lanzando restos de metal y escombros a cientos de metros. El estallido sacudió a toda la ciudad alrededor de las 15.30 hora local.
El distrito afectado es el corazón del poder en Noruega, donde se encuentran varios edificios clave de la administración. Ministerios cercanos también fueron afectados por la explosión, entre ellos el de Petróleo, que se había incendiado.
"Tengo un mensaje para el que nos atacó y para quienes estuvieron detrás de esto. No podrán silenciarnos con bombas, no podrán silenciarnos con disparos", dijo el primer ministro noruego Jens Stoltenberg en una conferencia de prensa televisada.
Mientras la policía le advertía a la gente que evacuara el centro de Oslo, aparentemente por temor a nuevos ataques, el primer ministro dijo por teléfono a la cadena de televisión local TV2 que la situación era "muy grave".
El líder noruego señaló que la policía le había pedido que no divulgara su ubicación. En Oslo, un testigo dijo que varios soldados del Ejército tomaron posiciones alrededor del centro de la ciudad.
El hombre armado, descrito por la policía como rubio y alto, habría sacado ventaja de la confusión causada por la explosión para atacar en el campamento de verano del Partido Laborista, según informó la prensa local.
"Se oyeron muchos disparos. Nos escondimos debajo de una cama. Fue muy aterrador", dijo a la cadena británica Sky una joven que estaba en el lugar.