| El flamante presidente de Estados Unidos ordenó el desmantelamiento del penal emplazado en la base militar norteamericana vecina a Cuba. También oficializó la disposición que suspende por 120 días todos los juicios abiertos contra los prisioneros y prohibió los métodos de interrogatorio con torturas.
El nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, firmó ayer decretos que ordenan el cierre, en el plazo de un año, de la cárcel de Guantánamo, la revisión de los juicios de los acusados de actos terroristas y la prohibición de los métodos de interrogatorio con torturas.
"El mensaje que estamos enviando al mundo es que Estados Unidos seguirá con la presente lucha contra la violencia y el terrorismo, pero lo haremos de forma efectiva y de modo que sea consecuente con nuestros valores y nuestros ideales", dijo el flamante mandatario en un breve discurso tras la firma en el Salón Oval de la Casa Blanca.
"Pretendemos ganar esta batalla, pero vamos a ganarlas en nuestros términos", insistió Obama, subrayando que no existe contradicción entre una guerra exitosa contra las organizaciones terroristas, manteniendo al mismo tiempo "los ideales estadounidenses sobre derechos humanos", dijo.
La medida, con la que el demócrata cumple una de sus promesas más importantes de campaña, supone un vuelco importante respecto al criterio de la Administración del ex presidente George W. Bush y debería implicar el desmantelamiento de toda la red de prisiones ilegales levantadas durante ese período de la historia estadounidense que acaba de culminar.
Obama también revocó específicamente varias decisiones de Bush, como el decreto que reinterpreta el artículo 3 de la Convención de Ginebra sobre la tortura, y prohibió que se siga cualquier orden o interpretación legal emitida por el Departamento de Justicia o cualquier otra agencia gubernamental a partir del 11 de septiembre de 2001, informó la agencia de noticias DPA.
Sin embargo, por el momento el flamante mandatario no eliminó las comisiones militares creadas por Bush para juzgar a los detenidos, e incluso aseguró que no descarta su utilización.
En el acto de la firma, el mandatario estuvo rodeado de numerosos militares que denunciaron los métodos usados en Guantánamo.
Los decretos -dirigidos a la CIA- regulan la detención de sospechosos de terrorismo y ponen fin al programa que permite retener en prisiones secretas, sin control judicial, y durante meses o años a estos sospechosos, precisó la agencia de noticias Europa Press.
También ordenan que los sospechosos de terrorismo serán llevados a territorio estadounidense y presentados ante tribunales regulares militares o federales.
Se desconoce por ahora lo que ocurrirá con aquellos que deben ser liberados, los que según algunas estimaciones constituyen al menos un 20% del total de reclusos.
Un cuarto decreto está referido específicamente a la revisión del caso de Ali al Marri, de origen qatarí y el único "combatiente enemigo" retenido en suelo estadounidense, para determinar si tiene derecho a presentar una demanda para exigir su libertad.
El controvertido penal estadounidense, emplazado en territorio cubano y símbolo de la denominada "Lucha contra el terror" de la gestión Bush, implicó la fuerte condena de numerosos países, tras revelarse que varios de sus 247 reclusos habían sido torturados con el método "waterboarding" (asfixia simulada), entre otros.
La Administración Bush, reconoció que algunos de los cautivos allí habían sido torturados bajo ese método -al que negó el estatuto de tortura- lo que desató una catarata de reclamos por parte de organismos de derechos humanos en todo el mundo que reclamaron su cierre inmediato.
En tanto, la organización de defensa de los derechos humanos, Human Rights Watch, recibió con cautela el anunció, según la vocera Jennifer Daskal.
Daskal, experta en contraterrorismo de la organización, aseguró que como "primer paso" es positivo, pero que aún quedan muchas incógnitas por resolver. "No es una solución importar ese sistema de detenciones sin cargos a Estados Unidos", advirtió.
Hoy, un sondeo realizado por Opinión Research para la cadena televisiva CNN, mostró que el 51% de los estadounidenses apoya el cierre del centro de detención, donde se estima que quedan unos 245 prisioneros, frente al 47% que se manifiestan en contra de su clausura.
Estas cifras suponen un considerable incremento del respaldo frente a los datos de 2005. Entonces, sólo el 36% respaldaba el cierre del centro de detención, frente al 58% que se mostraba partidario de que permaneciera abierto.
El gobierno de Bush creó la cárcel -luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001- en el este de Cuba, un territorio que Washington mantiene desde 1903 separado del resto de la Isla por un cerco de 28 kilómetros de largo, y con 44 torres de vigilancia.
El hecho de que no se encuentre en territorio estadounidense, permitió al gobierno de Bush negar a los prisioneros confinados allí sus derechos civiles fundamentales de defensa. En total estuvieron encarcelados más de 750 sospechosos de terrorismo y actualmente son unos 247.
Fuente: Télam.