| Uno de los últimos sobrevivientes del Sonderkommando del campo de concentración de Auschwitz- Birkenau, Henry Mandelbaum, encargado por los nazis de vaciar las cámaras de gas y quemar los cuerpos, falleció el martes a los 85
años de edad.
Nacido el 25 de diciembre de 1922 en una familia judía de
Olkusz, en el sur de Polonia, Mandelbaum logró esconderse durante la Segunda Guerra Mundial de los alemanes hasta abril de 1944, cuando fue enviado a Auschwitz, donde debió integrar el Sonderkommando (comando especial) formado únicamente por jóvenes judíos. Sus propios padres habían sido asesinados ya en las cámaras de gas del campo.
"Yo era joven y fuerte, los SS seleccionaban a los jóvenes más fornidos para ese trabajo. Yo quería vivir y debía hacer ese trabajo, aun cuando iba en contra de mí. Negarme habría significado la muerte", explicó a la AFP en mayo de 2006.
Mandelbaum fue testigo de las masacres más intensivas de la
historia del campo, cuando 300.000 judíos húngaros fueron
asesinados en dos meses. "Cuando me encontré en el Sonderkommando me dije que había llegado verdaderamente al infierno. Había llamas y humo por todas partes. Antes de vaciar las cámaras de gas debíamos arrancarles los dientes de oro a los cuerpos y despojarlos de las joyas escondidas en las partes más íntimas, y luego cortarles el cabello", contaba este hombre que pasó el resto de su vida testimoniando sobre los campos de la muerte nazi.
Mandelbaum estuvo entre los 32 sobrevivientes de Auschwitz
escogidos para reunirse con el papa Benedicto XVI el 28 de junio de 2006 y orar con el él en el Muro de los Fusilados de Auschwitz I, la parte más antigua del campo.