| El actual mandatario dirigirá el destino de Brasil por cuatro años más. En las elecciones de la segunda vuelta obtuvo 60,83 por ciento de los votos mientras que su rival, Geraldo Alckmin, 39.17.
El presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Marco Aurelio de Mello, proclamó la victoria del ex líder sindical, de 61 años, candidato del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda). "Lula está reelecto", afirmó Mello.
Lula obtenía 60,74%, frente a 39,26%, tras el cómputo de más del 95% de los votos. En la primera vuelta, el 1º de octubre, Lula había obtenido 48,6%, y Alckmin 41,6%.
En un festejo que se repitió en las principales ciudades brasileñas, miles de manifestantes con tambores se lanzaron a la tradicional avenida Paulista de Sao Paulo, mientras los automovilistas hacía sonar sus claxones apenas se conoció el resultado.
Lula, de 61 años, cuyo nuevo mandato de cuatro años comienza el 1 de enero, carecerá de mayoría en el Congreso para gobernar, por lo cual tendió puentes hacia la oposición y al sufragar este domingo dijo que dialogará con todas las fuerzas políticas.
Una pieza clave de la gobernabilidad será el Partido del Movimiento Democrática Brasileño (PMDB), del ex presidente José Sarney (1985-90), fiel aliado de Lula durante su primer mandato.
"Vamos a tejer todas las alianzas necesarias para que podamos tener tranquilidad y aprobar los grandes proyectos que yo creo que Brasil precisa", afirmó. "Quiero, sobre todo, conversar con los partidos políticos, la oposición, los gobernadores", añadió.
Según Bernardo Kucinski, profesor de comunicación de la Universidad de Sao Paulo, el espectacular repunte se debió a un acierto de la campaña de Lula en estas dos últimas semanas, que puso a Alckmin a la defensiva al acusarlo de pretender retomar las privatizaciones de los años 90.
Esa prédica volvió a atraer hacia el PT a sectores de la izquierda decepcionados por la política ortodoxa económica y alimentaron temores de la clase media, apegados a la propiedad pública de firmas emblemáticas como Petrobras o el Banco do Brasil, dijo Kucinski, ex asesor del gobierno, a la AFP.
Lula esperaba ganar en la primera vuelta, pero su reelección se complicó con la detención a mediados de septiembre de dos personas vinculadas al PT con 800.000 dólares, supuestamente destinados a comprar informaciones comprometedoras sobre Alckmin y otro líder opositor.
Los escándalos, por denuncias de manejos ilegales de dinero para comprar alianzas políticas, habían privado a Lula de sus principales asesores desde 2005, entre ellos su ministro jefe de gabinete, José Dirceu, y su ministro de Hacienda, Antonio Palocci.
El gobierno también fue cuestionado por una política económica conservadora, basada en la reducción de las tasas de interés para controlar la inflación, pero disuasorias de la inversión, según sectores industriales.
El índice de crecimiento de Brasil es el más bajo entre los países emergentes (2,3% en 2005 y proyección de 3% en 2006).
El equipo que relevó a los caídos por los escándalos da señales cada vez más claras de que en el segundo mandato de Lula habrá una inflexión de la política económica, y una depuración en el PT, con la perspectiva de construir una línea más clara de alianzas.
"Se acabó la era Palocci en Brasil", dijo el domingo el ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro, uno de los principales articuladores políticos de Lula.
"Vamos a combinar metas de inflación con metas de crecimiento. En 2007 Brasil debe crecer 5%", dijo.
Los escándalos siguen poniendo nubarrones en el horizonte del mandatario. El Tribunal Superior Electoral (TSE) estudia impugnar su candidatura a pedido de los socialdemócratas, por el escándalo de la compra de documentos, y el fallo puede costarle el cargo aun después de asumir su nuevo mandato el 1º de enero.
Fuente: AFP-NA.