Lunes 18 de Enero de 2010, 12:45

La desesperación reina en Haití

| Las operaciones de socorro se aceleran en Haití, donde 280 centros de atención se preparan a dar respuesta a la desesperación de las víctimas, carentes de todo, seis días después del violento sismo que hasta ahora dejó más de 70.000 muertos confirmados.


Frente a una situación caótica y a una población iracunda y desesperada, el poder haitiano decretó el estado de emergencia. El gobierno anunció un duelo nacional de 30 días y las banderas ondeaban a media asta en los edificios oficiales. Con el pasar de las horas, las proyecciones sobre un balance de muertos aumentan por decenas de miles. El Comandante General estadounidense a cargo de la operación de asistencia en la nación caribeña, Ken Keen, advirtió que 200.000 muertos puede ser una cifra razonable como "punto de partida". "Claramente, es un desastre de proporciones épicas, hay mucho trabajo por delante", declaró. El secretario de Estado para la Alfabetización, Carol Joseph, anunció que unos 70.000 cadáveres fueron enterrados en fosas comunes. El terremoto dejó asimismo al menos 250.000 heridos y 1,5 millones de personas sin hogar. El hedor nauseabundo de los cadáveres quemados invade en cada rincón de las barriadas pobres de Puerto Príncipe. "La vida es muy dura, no tenemos nada", explicaba Jean Osse, quien acampa junto a su familia frente al Palacio Presidencial, en el corazón de Puerto Príncipe, convertido en un asentamiento improvisado de unas 50.000 personas. Una fuente gubernamental haitiana anunció que hoy está prevista la apertura de unos 280 centros de urgencia en Haití para distribuir ayuda humanitaria y albergar a los sin techo. Estos centros podrán recibir a una media de 500 personas y estarán instalados en las plazas públicas, en los patios de las escuelas, en las iglesias, en la capital Puerto Príncipe y en seis ciudades de sus alrededores. El almirante Ted Branch, una de las máximas autoridades a bordo del portaaviones "USS Carl Vinson", aseguró que la Marina estadounidense comenzó a enviar helicópteros con militares para ayudar a "garantizar algunos puntos de distribución" y "minimizar la competencia" por alimentos entre una población privada de todo. Casi seis días después del sismo que devastó la capital haitiana y provocó decenas de miles de muertos, hay aún milagros en la ciudad arrasada por la tragedia, donde decenas de miles de personas siguen deambulando por las calles. Un equipo de televisión australiana consiguió rescatar a una niña de 18 meses sepultada bajo los escombros y una muchacha haitiana, Marie-France, de 22 años, logró ser extraída de las ruinas de su casa cuando toda su familia ya la daba por muerte. Tras extenuantes horas de excavaciones, un equipo de socorristas desenterró de madrugada a otros tres haitianos de entre las ruinas de un supermercado: una niña de 7 años, un hombre de 34 y una mujer de 50. Horas después, un funcionario danés de Naciones Unidas, Jen Kristensen, fue encontrado indemne en el Hotel Christopher, sede de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (Minustah), pulverizado por el sismo. "Un milagro", afirmó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, presente ayer en el país. La ola de destrucción es "la crisis humanitaria más grave en décadas", declaró Ban en Puerto Príncipe tras recorrer la zona del desastre. Según la vocera de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Elisabeth Byrs, son ya más de 70 los rescates exitosos desde que comenzaron las operaciones de rescate. Unos 43 equipos internacionales trabajan en el terreno, sumando un total de 1.739 socorristas y 161 perros adiestrados en la búsqueda. El presidente haitiano René Preval viajará a Santo Domingo para participar en una primera reunión internacional destinada a preparar la conferencia de países donantes organizada el 25 de enero en Montreal. Además, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tiene prevista una reunión especial dedicada a Haití, y el ex presidente estadounidense Bill Clinton, emisario especial de la ONU, tiene previsto desplazarse al país. Mientras tanto, en muchos rincones de Puerto Príncipe, los habitantes hambrientos sorteaban los cadáveres y saqueaban frenéticamente viviendas y comercios buscando alimentos. Cientos de saqueadores robaron en un mercado en el corazón de la capital devastada. La policía antimotines debió abrir fuego y mató a un hombre de unos 30 años.