| Se cerró ayer la fase de beatificación del último Papa. Fue en la basílica San Juan de Letrán de Roma. Una gran cantidad de fieles siguió el proceso. Se cumplieron dos años de su fallecimiento.
Ayer por la mañana comenzaron las ceremonias por el segundo aniversario de la muerte de Karol Wojtyla, con una misa en las Grutas Vaticanas que ofició el cardenal de Cracovia, en tanto que a la tarde el papa Benedicto XVI celebrará una solemne misa en honor de su predecesor en la plaza San Pedro del Vaticano.
Entre los asistentes a la ceremonia realizada en San Juan de Letrán se encontraban la monja francesa Marie Simon-Pierre, quien testimonió que el Papa polaco la curó de su enfermedad de Parkinson, y el presidente de Polonia Lech Kaczynski.
El notario vaticano dijo que recibió "toda la documentación procesal", verificó que "el promotor de justicia no tuviera nada que objetar" y confió las actas autógrafas íntegras y auténticas al postulador, para que éste las traslade a la Congregación Vaticana de las Causas de los Santos.
A su vez, el postulador Slawomir Oder, quien también habló en latín, aceptó custodiar los escritos y documentos de la causa, y el legajo de cartas adjunto, trás lo cual firmaron el notario, el postulador, Ruini, los jueces y el promotor de justicia.
Después de la ceremonia, Ruini afirmó que Juan Pablo II fue "hombre de oración y de extraordinaria libertad interior que se expresaba en muchas direcciones, sabía ser autónomo en las decisiones definitivas y, sobre todo, no renunciaba a adoptar posiciones difíciles e incómodas".
"Wojtyla -dijo Ruini-, libró la gran batalla por la vida, contra el aborto y por la familia", y agregó que lo hizo "con el mismo espíritu con que luchó por la liberación del totalitarismo comunista reivindicando de modo intransigente la justicia para los pueblos, contra el hambre y por la paz en el mundo".
Según el vicario romano "la batalla de Wojtyla contra el aborto no fue comprendida", y afirmó que "contrariamente a lo que se dijo a menudo, nunca la percibió como violación de los derechos de la mujeres, sino al contrario, como defensa y afirmación de la auténtica dignidad del genio propio de las mujeres".
Juan Pablo II, siguió Ruini, sufrió en la infancia y la juventud por la pérdida de familiares, por la guerra y por causas físicas" y, en los últimos años de su vida volvió a "sufrir en carne y espíritu, lo que lo obligó a reducir su actividad".
Ruini, quién citó repetidamente el libro del cardenal Stanislaw Dziwisz Una vida con Karl, recordó que Juan Pablo II pensaba a menudo en la muerte y que comenzó a escribir su testamento durante los ejercicios espirituales de 1979.
"Retornó a la Casa del Padre, pero continúa estando presente en la vida de la Iglesia" porque "nadie como él luchó por la dignidad de cada hombre, de cada mujer y del género humano", dijo Dziwisz, quien durante 40 años fue secretario personal de Wojtyla.