| El Papa Francisco ofició este jueves en la basílica de San Pedro del Vaticano la Misa Crismal, que abre el Triduo Pascual y durante la cual los sacerdotes renovaron las promesas sacerdotales de pobreza, castidad y obediencia.
En la celebración, Francisco le pidió a los sacerdotes que sean "pastores con olor a oveja" y durante la celebración, el Papa bendijo los óleos de los catecúmenos, de los enfermos y el crisma -aceite y bálsamos mezclados- que se utilizan para ungir a los que se bautizan, a los que se confirman y para la ordenación sacerdotal, que le fueron presentados en tres grandes jarras de plata.
El rito se celebró en todas las catedrales del mundo y a la misa de Francisco asistieron varios centenares de cardenales y obispos, así como 1.600 sacerdotes diocesanos y religiosos.
El Papa se trasladará luego a la cárcel de menores de Casal del Marmo, a las afueras de Roma, para celebrar la misa de la Última Cena, en la que lavará los pies a doce jóvenes reclusos.
Francisco celebró este miércoles la primera audiencia de su pontificado, en la que dijo que la Semana Santa significa "salir de nosotros mismos para ir a la periferia al encuentro de los más alejados, de los olvidados, de quienes necesitan comprensión, consuelo y ayuda".
Ante unas 20.000 personas reunidas en la plaza de San Pedro, el pontífice continuó la costumbre de sus antecesores de reunirse los miércoles con los fieles de todo el mundo. Sus primeras palabras fueron: "Recojo el testigo de las manos de mi antecesor, Benedicto XVI".
El Papa argentino dedicó la catequesis de su primer encuentro público a la Semana Santa, centro del Año litúrgico, y se preguntó qué significa para los cristianos vivir este tiempo, "qué significa seguir a Jesús en su camino hacia el Calvario, hacia la Cruz y la Resurrección?".
"Vivir la Semana Santa siguiendo a Jesús quiere decir aprender a salir de nosotros mismos, ir al encuentro de los otros, ir a la periferia, ser los primeros en movernos hacia nuestros hermanos, sobre todo hacia los que están más lejos, aquellos que están olvidados, aquellos que necesitan comprensión, consuelo y ayuda", afirmó el papa.
El Pontífice agregó: "¡Hay tanta necesidad de llevar la presencia viva de Jesús misericordioso y rico de amor!".
Francisco afirmó, además, que Dios salió de si mismo para venir entre los hombres, "puso su tienda entre nosotros para traernos misericordia!" y por ello los hombres tienen que seguirlo y permanecer con él.
"No podemos contentarnos con permanecer en el recinto de las noventa y nueve ovejas, tenemos que salir, buscar con Él a la oveja descarriada, aquella más lejana", exhortó.
"Dios socorre sin pedir nada a cambio, Dios piensa como el pastor que dona su vida por defender y salvar a las ovejas", agregó.
El Papa dijo también que da pena ver tantas parroquias cerradas y que es necesario llevar la luz y la alegría de la fe.
Francisco usó el idioma italiano durante toda la audiencia. Hasta ahora, tras la catequesis, Benedicto XVI pronunciaba un resumen de la misma en diferentes idiomas (español, francés, inglés, alemán, polaco y de los países del este europeo) y saludaba a los fieles de esas naciones en su idiomas, incluso en árabe.