Gira por África | Francisco exhortó a las autoridades a que preocupen de verdad de las necesidades de los pobres, las aspiraciones de los jóvenes y de una justa distribución de los recursos naturales.
“La experiencia demuestra que la violencia, los conflictos y el terrorismo que se alimenta del miedo, la desconfianza y la desesperación, nacen de la pobreza y la frustración. En última instancia, la lucha contra estos enemigos de la paz y la prosperidad debe ser llevada a cabo por hombres y mujeres que creen en ella sin temor, y den testimonio creíble de los grandes valores espirituales y políticos que inspiraron el nacimiento de la nación”, advirtió el Papa Francisco al dirigirse a las autoridades y el cuerpo diplomático de Kenia, en su primer discurso en territorio keniata.
El pontífice llegó este miércoles a Nairobi, en la primera etapa de un viaje apostólico de cinco días, que lo llevará también a Uganda y República Centroafricana.
Desde el aeropuerto, se dirigió directamente a la State House, para reunirse con el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, y con las autoridades y los miembros del cuerpo diplomático del país.
El Santo Padre aseguró en su discurso que “Kenia es una nación joven y vibrante, una sociedad de gran diversidad, que desempeña un papel significativo en la región”. En muchos aspectos –precisó- su experiencia de dar forma a una democracia es compartida por muchas otras naciones africanas que al igual que Kenia, también están trabajando para construir, sobre las bases sólidas del respeto mutuo, el diálogo y la cooperación, una sociedad multiétnica que sea verdaderamente armoniosa, justa e inclusiva.
El Papa dedicó unas palabras a los jóvenes de este país, a quienes espera poder alentar “sus esperanzas y aspiraciones para el futuro” y agregó que los jóvenes son la riqueza más valiosa de una nación, ha asegurado que “protegerlos, invertir en ellos y tenderles una mano es la mejor manera que tenemos para garantizarles un futuro digno de la sabiduría y de los valores espirituales apreciados por sus mayores, valores que son el corazón y el alma de un pueblo”.
“Los keniatas tienen gran aprecio por estos dones recibidos de Dios, y son conocidos por su cultura de la conservación, lo cual les honra”, indicó al destacar que Kenia fue bendecida con la abundancia de recursos naturales, pero recordó: “La grave crisis ambiental que afronta nuestro mundo exige cada vez más una mayor sensibilidad por la relación entre los seres humanos y la naturaleza”.
“Tenemos la responsabilidad de transmitir a las generaciones futuras la belleza de la naturaleza en su integridad, y la obligación de administrar adecuadamente los dones que hemos recibido”, sostuvo y valoró que estos valores estén profundamente arraigados en el alma africana.
Francisco explicó que en la medida en que las sociedades experimentan divisiones, ya sea étnicas, religiosas o económicas,” todos los hombres y mujeres de buena voluntad están llamados a trabajar por la reconciliación y la paz, el perdón y la sanación”, e indicó: “La tarea de construir un orden democrático sólido, de fortalecer la cohesión y la integración, la tolerancia y el respeto por los demás, está orientada primordialmente a la búsqueda del bien común”.
El Papa animó a trabajar con integridad y transparencia por el bien común, y fomentar un espíritu de solidaridad en todos los ámbitos de la sociedad, e instó a las autoridades a “preocuparse verdaderamente por las necesidades de los pobres, las aspiraciones de los jóvenes y una justa distribución de los recursos naturales y humanos con que el Creador ha bendecido a su país”. Al mismo tiempo, aseguró el compromiso constante de la comunidad católica, a través de sus obras educativas y caritativas.
Para finalizar su discurso, el Santo Padre dijo que escuchó que en Kenia es una tradición que los escolares jóvenes planten árboles para la posteridad. Por eso, pidió que este signo elocuente de esperanza en el futuro y la confianza en que Dios acompaña su crecimiento, los sostenga en sus esfuerzos por cultivar una sociedad solidaria, justa y pacífica, en este país y en todo el gran continente africano.
“Mungu abariki Kenya (Que Dios bendiga Kenia)”, concluyó en suajili, la lengua nativa.
En tanto, el presidente keniata Kenyatta abogó por el diálogo interreligioso como la única vía para "lograr un mayor entendimiento y respeto" y la paz entre naciones.
Ante el pontífice, el mandatario keniata aseguró que "los líderes religiosos del país están dispuestos a afrontar el reto y mantienen un diálogo constante con el Gobierno y sus socios internacionales" para bajar la tensión.