| El Papa Benedicto XVI curó probablemente el jueves las heridas abiertas en el mundo musulmán con un gesto histórico al adoptar una actitud de meditación en dirección a la Meca durante una visita a la Mezquita Azul de Estambul.
Orientado hacia la Meca, el Papa Benedicto XVI permaneció unos instantes en una actitud de meditación en la Mezquita Azul de Estambul, en un gesto excepcional casi tres meses después de que el mundo musulmán se sintiese ofendido por su discurso de Ratisbona.
El Sumo Pontífice tuvo este gesto tras aceptar una sugerencia del gran mufti de Estambul, Mustafá Cagrici, quien hizo de guía durante su visita histórica a esta mezquita, la segunda de un Papa después de la que hizo Juan Pablo II en la de los Omeyas de Damasco en 2001.
El portavoz del Papa, Federico Lombardi, se apresuró a decir a los periodistas que Benedicto XVI en realidad no había rezado, sino que era "una meditación".
Después de que el mufti le explicase someramente en qué consiste el rezo musulmán le dijo: "Girémonos hacia el Qiblah", la dirección de la Meca hacia la que se tienen que orientar todos los musulmanes para recitar sus cinco oraciones diarias.
El Papa condescendió, según imágenes de la televisión turca.
Los dos hombres, vestidos de blanco, el uno al lado del otro, permanecieron inmóviles durante aproximadamente dos minutos, con sus manos cruzadas sobre sus vientres en una actitud de rezo clásica musulmana conocida como "la postura de la tranquilidad".
El Papa permaneció con sus ojos cerrados alrededor de un minuto, pero no repitió el gesto de Cagrici cuando éste se pasó las palmas de las manos por la cara para dar por terminado el rezo.
Acto seguido, el Sumo Pontífice prosiguió su recorrido por el imponente edificio de principios del siglo XVII, y se intercambiaron regalos.
El mufti ofreció al Papa un versículo caligrafiado que representa a una paloma, símbolo de la paz, en el que se lee: "En nombre de Alá el misericordioso". Y el Sumo Pontífice le obsequió con una reproducción de un mosaico que representa a palomas. "Una feliz señal del destino", comentó el mufti.
"Este marco aspira a ser un mensaje de fraternidad, un recuerdo de esta visita que seguramente nunca olvidaré" dijo el Papa.
"Esta visita nos ayudará a encontrar juntos los medios y los caminos hacia la paz para el bien de humanidad", añadió.
El Santo Padre expresó en todo momento mucho interés por las explicaciones del mufti y pareció muy sorprendido de que el edificio tenga capacidad para albergar a hasta 8.000 fieles durante las oraciones del viernes y en el mes de ayuno sagrado del Ramadán. "8.000, es mucho", comentó.
Unos minutos después de que el Papa saliese de la mezquita el muecín llamaba a la oración.
Benedicto XVI generó un gran revuelo en el mundo musulmán en septiembre al mencionar en una disertación citas que relacionaban islam y violencia.
Fuente: AFP-NA.