El Papa presidió la misa Crismal y subrayó el valor del
| El Sumo Pontífice pidió a los sacerdotes "una renovada fidelidad a su única novia, la Iglesia", al presidir en la Basílica de San Pedro la primera celebración religiosa de los cuatro días más importantes de las Pascuas.
El pontífice habló en su homilía de la "alegría sacerdotal" y explicó "que ayuda en los momentos de apatía y tristeza que sobrevienen en la vida sacerdotal", según detalló la agencia EFE.
En ese sentido, en un mensaje con más tintes religiosos que social, el Papa reafirmó el valor del celibato y les pidió a los sacerdotes "una renovada fidelidad a su única novia, la Iglesia".
"Incluso en los momentos de tristeza, en los que todo parece ensombrecerse y el vértigo del aislamiento nos seduce, esos momentos apáticos y aburridos que a veces nos sobrevienen en la vida sacerdotal (y por los que también yo he pasado), aún en esos momentos el pueblo de Dios es capaz de custodiar la alegría, es capaz de protegerte, de abrazarte, de ayudarte a abrir el corazón y reencontrar una renovada alegría", dijo.
El Papa resaltó además que "la alegría sacerdotal es una alegría que tiene como hermana a la pobreza" y "tiene como hermana a la obediencia".
La misa crismal del Jueves Santo y el lavado de pies son dos de las actividades religiosas más importantes de la Semana Santa católica, junto a las que se harán durante este fin de semana.
Durante el misa Crismal el Papa se refirió a la llamada "alegría misionera" que debe tener un sacerdote y que es necesaria "bautizar y confirmar, para curar y consagrar, para bendecir, para consolar y evangelizar". Pero el papa destacó que esta alegría solo "fluye cuando el pastor está en medio de su rebaño".
Instó además a los sacerdotes a que dejen las puertas abiertas de su Iglesia para que sean "refugio de pecadores, hogar para los que viven en la calle, casa de bondad para los enfermos, campamento para los jóvenes, aula para la catequesis de los pequeños de primera comunión y lugar donde el pueblo de Dios tiene un deseo o una necesidad".
El Papa concluyó deseando nuevas vocaciones sacerdotales entre los jóvenes, también rogando "por los recién ordenados" que tienen "la alegría de salir, de hacerlo todo como nuevo, la alegría de quemar la vida por ti". Y por "los ya tienen varios años de ministerio" y "por los sacerdotes ancianos, sanos o enfermos".