Jueves 6 de Abril de 2023, 18:11

El Papa lavó los pies de 12 jóvenes de un penal de menores

Sociedad | "Jesús sabe todo sobre nosotros y nos ama tal como somos, lavándonos los pies a todos", dijo Francisco a los chicos y chicas de diferentes edades y etnias pertenecientes a la prisión de menores.


Este jueves el Papa Francisco se desplazó a las afueras de Roma para celebrar la Misa de la Cena del Señor en el centro penitenciario de menores de Casal del Marmo donde llevó a cabo el tradicional rito del lavatorio de pies de doce de los jóvenes del lugar.

La diversidad caracterizó al grupo, con edades comprendidas entre los 14 y los 25 años, diez jóvenes y dos jóvenes, dos de ellos de origen sinti, los demás de Croacia, Senegal, Rumania y Rusia, que representan diversas tradiciones religiosas.

El Papa visitó previamente la institución Casal del Marmo en 2013, justo después de asumir el cargo, cuando eligió celebrar allí la liturgia del Jueves Santo "in Coena Domini".

En su homilía pronunciada sin texto preparado, el Papa centró su pensamiento en el Evangelio de la liturgia que relata cuando Jesús, un día antes de su Pasión, lava los pies a sus discípulos en un gesto de humildad y servicio, algo que, en aquel tiempo, habría sido llevado a cabo por un esclavo.

Francisco explicó que hermosa sería la vida si fuéramos a imitar este gesto y espíritu en nuestra vida diaria, ayudándonos unos a otros, en lugar de seguir formas mundanas de engañarnos o aprovecharnos unos de otros.

Ayudarse unos a otros, incluso a través de simples gestos humanos, brota de un corazón noble, observó, y Jesús hoy quiere enseñarnos y alentarnos a tener esta "nobleza de corazón".

Podemos estar desanimados o avergonzados de lo que llevamos dentro, observó el Papa, pero Jesús sabe todo sobre nosotros y "nos ama tal como somos", lavándonos los pies a todos.

“Jesús nunca tiene miedo de nuestras debilidades, porque ya las ha pagado”, aseguró Francisco: “sólo quiere acompañarnos, quiere llevarnos de la mano para que la vida no nos sea tan dura” y añadió que nunca debemos asustarnos por nuestras debilidades y estar seguros de que el Señor desea acompañarnos en nuestro camino, “llevarnos de la mano para que la vida no sea tan dura para nosotros”.

Para concluir, el Santo Padre explicó que su gesto de lavar los pies a los doce jóvenes presentes no es solo un gesto folclórico, sino un signo de cómo debemos ser unos con otros, ayudándonos, mostrándonos amor y respeto por los demás. 

La inmensa dignidad de todos, incluso en nuestras debilidades de pecadores. Si adoptamos esta actitud y espíritu de servicio, dijo, podríamos aliviar tantas injusticias en nuestro mundo. Continuó recordándonos que estar desempleados, en familias rotas, luchando por sobrevivir, sucumbiendo a nuestras debilidades, es algo que nos puede pasar a cada uno de nosotros en cualquier momento.

El Señor nos recuerda, a través del lavatorio de los pies, su amor sin límites por nosotros, agregó el Papa, no importa cuál sea nuestra situación y debilidades, ya que Él siempre está a nuestro lado, nunca jamás nos desampara.

Al final de la misa, el Santo Padre bendijo una gran placa inaugural de la capilla dedicada al beato padre Pino Puglisi, el famoso párroco siciliano que fue asesinado por desafiar al crimen organizado.

Francisco saludó a los jóvenes recluidos en la penitenciaría y recibió como regalo una cruz que realizaron durante su curso de carpintería, así como unas galletas y pastas elaboradas por los jóvenes y les entregó, al director y al personal de Casal del Marmo, rosarios y huevos de Pascua de chocolate.