El Papa invita a adentrarse en el misterio de la Pascua del Señor
| El Papa presidió el Sábado Santo por la noche la Vigilia Pascual en la basílica de San Pedro, en la que invitó a adentrarse en el misterio de la Pascua del Señor y del acto de las mujeres que entraron en el sepulcro del Señor.
El pontífice consideró que el adentrarse en el misterio requiere capacidad de asombro, de contemplación y capacidad de escuchar en el silencio para "sentir el susurro de ese hilo de silencio sonoro en el que Dios nos habla".
La celebración comenzó en el atrio de la basílica con la bendición del fuego y la preparación del cirio pascual. Mientras el templo se encontraba a oscuras, el Papa caminó a lo largo del pasillo con el cirio en sus manos. A esta parte de la liturgia, le siguieron las lecturas y, más tarde, la liturgia Bautismal, en la que el Santo Padre administró el bautismo a 10 catecúmenos procedentes de Italia, Portugal, Albania, Kenia y Camboya. Luego confirmó y dio la primera comunión a otros fieles.
En la noche de vigilia, el Papa reflexionó sobre la experiencia de las discípulas de Jesús, que continúa interpelando a los actuales cristianos. "Para eso estamos aquí: para entrar en el misterio que Dios ha realizado con su vigilia de amor”, observó el Papa.
Francisco afirmó que “no se puede vivir la Pascua sin entrar en el misterio", que no es un hecho intelectual, sino "mucho más”. Además, el Papa subrayó que “entrar en el misterio nos exige no tener miedo de la realidad: no cerrarse en sí mismos, no huir ante lo que no entendemos, no cerrar los ojos frente a los problemas, no negarlos, no eliminar los interrogantes”.
Sin embargo, entrar en el misterio “significa ir más allá de las cómodas certezas”, "más allá de la pereza y la indiferencia que nos frenan, y ponerse en busca de la verdad, la belleza y el amor, buscar un sentido no ya descontado, una respuesta no trivial a las cuestiones que ponen en crisis nuestra fe, nuestra fidelidad y nuestra razón”.
Para entrar en el misterio -agregó- se necesita humildad, la humildad de abajarse, de apearse del pedestal de nuestro yo. “Sin adorar no se puede entrar en el misterio”, aseguró el Papa.
Francisco destacó que estas características las enseñan las mujeres discípulas de Jesús. Dijo que la Virgen Madre ayudó a lo seguidores de Jesús "a no perder la fe y la esperanza”. Así, “no permanecieron prisioneras del miedo y del dolor, sino que salieron con las primeras luces del alba, llevando en las manos sus ungüentos y con el corazón ungido de amor”. Francisco invitó a aprender de ellas a velar con Dios y con María, “para entrar en el misterio que nos hace pasar de la muerte a la vida”.