| El Papa Francisco ha presidido en la Basílica de San Pedro su primera Pasión de Cristo, que ha comenzado orando durante varios minutos tendido en el suelo. Un gesto que han repetido cada año los Pontífices pero que parece amplificarse en la figura de Francisco.
El jueves el Papa Francisco se convirtió en el primero que celebró la misa de la última cena en un centro penitenciario para menores, fuera de la solemnidad de la Basílica de San Juan de Letrán. Y no sólo eso: lavó los pies de 12 reclusos, incluidos entre ellos dos mujeres. Una de origen serbio y religión musulmana, la otra una italiana de fe católica.
Tras la Pasión, el Papa encabezó la tradicional procesión de Via Crucis en el Coliseo de Roma. Este año, jóvenes libaneses han escrito las meditaciones, en las que denuncian las injusticias de los poderosos, exigen libertad religiosa y piden a los cristianos que sigan en Tierra Santa, a pesar, incluso, de la persecuciones que sufren.
El Vía Crucis fue instaurado en 1741. En 1964 Pablo VI fue al Coliseo para presidir el rito y, desde entonces, todos los años acude el Pontífice. Como es tradición, varias familias, religiosos y jóvenes portarán la cruz durante el rito. Este año serán dos muchachos de Brasil, donde se celebrará la Jornada Mundial de la Juventud en julio próximo.