| Francisco ha dejado claro esta mañana durante la misa que ha marcado el inicio de su pontificado qué tipo de Papa aspira a ser. Un Papa al servicio de los demás y que "acoge con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños".
Francisco ya lleva en su dedo anular el anillo del pescador, el anillo que distingue a los Papas. Le ha sido colocado en el dedo anular de su mano derecha esta mañana, durante la misa solemne en la Plaza de San Pedro que ha dado el pistolezato de salida oficial a su pontificado y a la que han asistido decenas y decenas de miles de personas y las delegaciones de 130 países. El anillo de Francisco, en lugar de ser de oro como es tradición, es de plata dorada.
Antes de la misa el Papa ha roto una vez más los rígidos esquemas del Vaticano. A bordo de un jeep blanco descubierto -nada de papamóvil blindado- se ha dado un baño de multitudes y ha recorrido durante casi 20 minutos la Plaza de San Pedro. Francisco, que no quiere cristales antibalas entre él y la gente, incluso ha descendido en alguna ocasión del vehículo para besar a niños y saludar a enfermos.
El jeep del Papa, abierto, se ha utilizado sobre todo para recorridos del Santo Padre en la Plaza de San Pedro. Uno de los episodios más tristemente recordados es el atentado que sufrió Juan Pablo II en 1981 a bordo de un Jeep Fiat distinto al usado hoy por el Papa Francisco.
Luego, en su homilía, el Papa ha lanzado un mensaje potente de amor, dirigido no sólo a los cristianos sino a toda la humanidad, a la que ha invitado a "tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos", a "preocuparse por todos, por cada uno, con amor".
Francisco ha recalcado que custodiar la belleza de lo creado "es una responsabilidad que nos afecta a todos". "Cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido. Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen 'Herodes' que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer", ha destacado.
El Pontífice ha hecho a continuación un llamamiento a los dirigentes del mundo y a la gente de a pie: "Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro".
Pero Francisco ha destacado que para cuidar de lo que ha sido creado antes debemos de cuidar de cuidar de nosotros mismos. "Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida", ha dicho. "Custodiar quiere decir entonces vigilar nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura". Y poco después ha vuelto a insistir: "No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura".
El Papa ha concluido su homilía pidiendo a la gente que rece por él.