El papa Benedicto XVI calificó al tanto al divorcio como al aborto de "pecados graves". Con estas declaraciones, el Sumo Pontífice cargó duro sobre este fenómeno social y lanzó una cruzada para defender la familia tradicional.
Además de subrayar la importancia de la institución del matrimonio entre hombre y mujer, también señaló la importancia de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.
Según palabras del Papa, "el divorcio y el aborto son lesivos a la dignidad de la vida humana, causan sufrimiento a sus participantes y perjudican vidas inocentes, como el niño en gestación o los hijos de una pareja divorciada".
Benedicto también se refirió al papel de los abuelos en la sociedad y advirtió que la sociedad moderna llega al extremo de proponer la eutanasia como un modo de solucionar el dilema de muchas familias de cómo lidiar con sus ancianos.