| Tras una visita de cinco días, Benedicto XVI ayer inauguró la V Conferencia del Episcopado de América Latina y el Caribe. Pidió por una economía más equitativa para la región y mantuvo dos reuniones con Lula, en un clima de polémica por el debate sobre la despenalización del aborto.
El papa Benedicto XVI partió anoche desde el aeropuerto internacional de Guarulhos, San Pablo, hacia Roma, tras una visita de cinco días a Brasil.
Antes de embarcar, el Papa agradeció al presidente Luiz Lula da Silva y a los gobiernos federal y de San Pablo "que tantas pruebas de delicadeza dispensaron en estos días".
"Al dejar esta tierra bendita de Brasil se eleva de mi alma un himno de acción de gracias al Altísimo, que me permitió vivir aquí horas intensas e inolvidables", dijo el Papa, según informó la agencia de noticias Ansa.
Además, Benedicto XVI dijo que en su memoria "quedarán para siempre grabadas las expresiones de entusiasmo y de profunda fe de este pueblo generoso de la Tierra que, junto a la multitud de peregrinos de otros países del Continente de la Esperanza, dio una pujante muestra de su fe en Jesuscristo y de amor por el Sucesor de Pedro".
"Pido a Dios que ayude a los responsables, en el ámbito religioso y en el civil, a dar un paso decidido en las iniciativas, que todos esperan, en pos del bien común de la gran familia latinoamericana", afirmó el Pontífice, poco antes de subir al avión de Alitalia.
El Papa llegó a la base aérea paulista en helicóptero desde Aparecida del Norte, donde hoy inauguró las deliberaciones de la Quinta Conferencia de Obispos de América Latina y el Caribe.
Antes de dejar el santuario, el pontífice recibió el saludo de numerosos obispos y, posteriormente, asistió a la interpretación del himno compuesto en honor de su visita a Brasil.
El Papa obsequió a los obispos una tela con la imagen de Jesús para que los "inspire" en sus deliberaciones, que continuarán hasta el 31 de mayo.
El vicepresidente brasileño, José Alencar, y el gobernador de San Pablo, José Serra, acompañaron al Pontífice hasta las escalerillas del avión, donde lo despidieron en representación de las autoridades.
"Desde su llegada Su Santidad pudo testimoniar el cariño, la admiración y el fervor religioso de nuestro pueblo", dijo Alencar en un hangar del aeropuerto de Guarulhos.
Por su parte, el gobernador paulista José Serra declaró que la visita "fue extraordinariamente positiva, algo bueno para todos nosotros, para el desarrollo espiritual y para la sociedad".
Fuente: Télam.