| Benedicto XVI celebra la tradicional Misa del Gallo en la basílica de San Pedro del Vaticano, la séptima de su pontificado, que de nuevo oficia dos horas antes de la medianoche, para evitar fatigarse debido su edad, 84 años, y que mañana tiene que oficiar los ritos de Navidad.
En una noche lluviosa y fría, el pontífice oficia la misa en la que la Iglesia desde la noche de los tiempos conmemora el nacimiento de Jesús.
Benedicto XVI llegó al templo en la peana móvil que ya utilizó los pasados meses para desplazarse por la larga basílica de San Pedro para evitar esfuerzos físicos, siendo acogido con aplausos por los miles de fieles que desde varias horas antes llenan el templo vaticano.
El rito ha comenzado con un momento de preparación, en silencio y recogimiento, seguido de las calendas, el antiguo texto que anuncia el nacimiento de Cristo, que ha sido cantado al principio de la misa, en latín, por un cantor de la Capilla Sixtina.
Junto al altar mayor, de la Confesión, ha sido colocada un Niño Jesús y una estatua de la Virgen de Montserrat, que fue regalada por el expresidente de Brasil Joao Goulart a Pablo VI con motivo de si elección como papa en 1963.
La estatua es de la escuela brasileña, del siglo XVIII, y representa a la Virgen de Montserrat pintada en oro con policromía original y plata dorada.
La Capilla Pontificia Sixtina canta en gregoriano y polifonías. La música es la típica de Navidad y se tocarán piezas de Pierluigi da Palestrina.
La basílica vaticana luce sus mejores galas y una imagen del Niño Jesús preside la ceremonia.