| Una multitud de gente esperó a Rafael Correa en la puerta del Palacio Carondelet, luego de ser liberado. El jefe de estado de Ecuador agradeció a quienes le brindaron su apoyo y fueron hasta el Hospital donde se encontró secuestrado durante la tarde noche de este jueves, para poder rescatarlo.
Desde el balcón principal del Palacio de Gobierno, Correa acusó este jueves por la noche al ex presidente Lucio Gutiérrez de impulsar la sublevación de policías que ese mismo día se puso en jaque la continuidad de su gestión y provocó severos incidentes en Quito y en Guayaquil.
"Hoy es un día triste", expresó Correa y aseguró que serán sancionados "esos policías" que pusieron en peligro a la población de Ecuador "les caerá todo el peso de la ley". Fue también cuando manifestó que "no habrá perdón ni olvido".
"No fue la Policía. Pronto se descubrieron los verdaderos motivos de quién estaba detrás de esto... los verdaderos motivos. Era Lucio Gutiérrez, eran los miserables de la oposición", vociferó.
Mientras tanto, a muy pocas cuadras de allí, militantes opositores continuaban enfrentándose con activistas que respondían a la oposición y con algunos policías sublevados que aún no aceptaron el regreso de Correa al poder.
Correa le agradeció a los presidentes de la Unasur, que en la madrugada de este viernes se reunían de urgencia en Buenos Aires para firmar una declaración conjunta en defensa de la democracia y el gobierno constitucional ecuatoriano.
Correa adelantó que habrá sanciones para quienes encabezaron la sublevación y desafió: "Sepan que esta ley no va a ser revocada". De ese modo se refirió al recorte salarial en las fuerzas de seguridad que dio origen a la revuelta en la capital del país caribeño.