| El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, viajará mañana a Haití para tratar de reforzar la casi sobrepasada capacidad de la ONU ante el desastre causado en ese país caribeño por el terremoto del pasado martes.
El dirigente de la organización mundial recibió la víspera un claro reclamo del presidente haitiano, René Preval, sobre la necesidad de coordinar las operaciones de socorro lanzadas desde todas partes del mundo.
Tres días después del seísmo de 7,3 grados de intensidad, el mandatario de la devastada nación consideró que ese es uno de los problemas más importantes de este momento, cuando los muertos se calculan en centenares de miles y los damnificados en millones.
La sacudida telúrica ocasionó la tragedia más grande sufrida por la ONU desde su fundación en 1945, con daños enormes a la Misión de Estabilización de Naciones Unidas (MINUSTAH), destacada en Haití desde 2004.
El terremoto convirtió en ruinas el edificio del cuartel general de ese contingente en Puerto Príncipe y desde entonces el jefe de la MINUSTAH y su segundo, Hedi Annabi (Tunez) y Luiz Carlos da Costa (Brasil), integran la lista de desaparecidos durante el seísmo.
En su lugar, Ban despachó hacia Haití al guatemalteco Edmond Mulet y al estadounidense Tony Banbury.
El vocero oficial de la ONU, Martin Nesirky, confirmó que hasta ahora la cantidad de trabajadores de la organización muertos por el terremoto en Haití suma 37, además de 330 desaparecidos.
Uno de los fallecidos formaba parte del equipo del Programa Mundial de Alimentos y el resto pertenecía a la MINUSTAH.
Esa fuerza está integrada por unos nueve mil militares, policías y civiles de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Canadá, Colombia, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Perú, Francia, Guatemala, Paraguay, Rusia y Uruguay, entre otros países.
La ONU lanzó ayer un llamamiento a la comunidad internacional para recaudar 562 millones de dólares para ayuda de emergencia al asolado país caribeño.