| Acompañado de los líderes políticos y religiosos de todo el mundo y cerca de 500 mil feligreses reunidos en la Plaza San Pedro y millones por radio y televisión, el nuevo Papa comienzó su labor. El santo padre dijo que su programa de gobierno no es seguir sus propias ideas, sino escuchar la palabra del Señor.
Dos semanas después del funeral de Juan Pablo II, que reunió en Roma a unos 200 dignatarios de todo el planeta, la ciudad de Roma ha desplegado otra vez un amplio dispositivo para acoger a decenas de delegaciones internacionales y a alrededor de 500.000 peregrinos. Miles de personas guardan expectantes para asistir a la solemne ceremonia de inicio de Pontificado de Benedicto XVI.
En los alrededores de la explanada vaticana se ha desplegado un intenso dispositivo policial, con miembros de la Policía, los Carabineros (Policía militarizada), la Guardia Fiscal y la Forestal, mientras el tráfico ha sido cortado en toda la zona y se ha limitado el tránsito peatonal.
En esta ocasión, la mezcla de tristeza y expectación vivida durante las exequias de Karol Wojtyla se ha transformado en un ambiente más festivo. En el centro de la ciudad se han pegado carteles con el mensaje "Roma saluda a su nuevo Papa", mientras los vendedores ambulantes y las tiendas de artículos religiosos ofrecen chapas o postales con la imagen del recién elegido Pontífice.
"Quisiera ahora destacar una cosa: tanto en la imagen del pastor como en la del pescador, emerge de manera muy explícita la llamada a la unidad", afirmó durante la homilía, pronunciada ante miles de peregrinos y representantes de numerosos países y religiones.
Hagamos todo lo posible para recorrer el camino hacia la unidad que tú has prometido. Hagamos memoria de ella en la oración al Señor, como mendigos; sí, Señor, acuérdate de lo que prometiste. ¡Haz que seamos un solo pastor y una sola grey! ¡No permitas que se rompa tu red y ayúdanos a ser servidores de la unidad!", dijo el flamante Papa.
Benedicto XVI concluyó su homilía haciendo un llamamiento a los católicos, el mismo que hizo Juan Pablo II cuando fue elegido Papa en 1978, para que "no tengan miedo y abran sus corazones a Cristo", asegurando que Jesús no quita nada y en él encontrarán la vida verdadera.
"En este momento mi recuerdo vuelve al 22 de octubre de 1978, cuando el Papa Juan Pablo II inició su ministerio aquí en la Plaza de San Pedro. Todavía, y continuamente, resuenan en mis oídos sus palabras de entonces: "¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!". afirmó Benedicto XVI.
Durante la ceremonia, los dos símbolos del Pontífice, el palio y el anillo del pescador, fueron impuestos al nuevo Papa, Benedicto XVI.
El Sumo Pontífice recibió la estola episcopal, símbolo de su dignidad, del protodiácono de la Iglesia, el cardenal chileno Jorge Medina Estévez.
El anillo, símbolo de poder y de la autoridad pontificia, fue impuesto por el cardenal Angelo Sodano, vicedecano del colegio cardenalicio y lleva la imagen de San Pedro echando las redes de pescador.