Sábado 3 de Enero de 2009, 14:23

Una multitud acompañó la salida simbólica del Dak

| Una multitud se congregó a lo largo de la Avenida 9 de Julio de la ciudad de Buenos Aires para presenciar la apertura simbólica del Rally Dakar, que este año se disputa en Argentina y Chile. La plataforma de lanzamiento fue ubicada junto al Obelisco impregnando la atmósfera con olor a gasolina y cegando a la gente con el brillo de las carrocerías.


Primero salieron las motos y luego los cuatriciclos. Cuando llegó el turno de los autos y de las 4X4 ya no hubo forma de contener el entusiasmo de los aficionados. Un turista tocado con el típico sombrero tirolés de los alemanes, se precipitó hacia el coche que conducía su compatriota Kris Nissen, en un intento desesperado por conseguir su autógrafo. Los corredores que venían detrás tuvieron que realizar vertiginosas maniobras para esquivarlo. Aquel fue el primer obstáculo que debieron enfrentar los pilotos, antes de emprender el azaroso recorrido de 9.754 kilómetros a través de las llanuras, montañas y desiertos de la América austral. Carlos Sáinz, uno de los favoritos del certamen, saludó desde la ventanilla de su Volkswagen Touareg, complacido con el aplauso de los españoles o descendientes de españoles que lo acribillaban con sus cámaras fotográficas. El sol ya declinaba cuando el convoy tomó el rumbo de la Avenida de Mayo, donde se encuentra la Casa Rosada, sede de la presidencia y la Catedral Metropolitana. Los vehículos se desplazaron a paso de tortuga por la histórica vía que recorren los presidentes al asumir el mando. Los que sí tuvieron que correr a todo lo que daban sus piernas, eran los pobres agentes policiales, en un esfuerzo titánico por impedir que el festejo se transformase en un caos, aunque no pudieron evitar el atropello de una espectadora que sufrió heridas leves. "Cualquiera sabe que los argentinos son fanáticos de las tuercas pero nunca pensamos que también vendrían sus colegas del otro lado del Río de la Plata", comentó un sudoroso guardia en referencia a los turistas uruguayos que se sumaron al festejo. Probablemente, el jefe de gobierno de la Capital Federal, Mauricio Macri tampoco imaginó las dimensiones que tendría el evento, cuando dio su autorización para que los ases del volante recorrieran las principales avenidas, escoltados en algunos tramos por simples automovilistas que aprovecharon la ocasión para lucirse. En los restaurantes de la Avenida de Mayo se desarrollaba una carrera de otra índole: la de los camareros que se abrían paso entre la muchedumbre, con bandejas cargadas de cerveza y bocadillos. La avalancha de comensales y de huéspedes alojados en los hoteles céntricos fue un estímulo para la economía argentina, en momentos en que bajan las exportaciones y aumenta el desempleo. Entrada la noche fue el turno de los camiones, doblaron la esquina de la arbolada calle de Figueroa Alcorta. Los competidores volvieron a sus boxes, donde recibieron la hoja de rutas para la primera etapa del rally que comenzó en el centro de exposiciones de La Rural y concluye en Santa Rosa, capital de la provincia de La Pampa. Fuente: EFE.