Fútbol | La "T" se quedó sin su figura Reynoso por un problema con la Justicia en la semana y el Pirata venía a los tumbos; empataron y ninguno salió herido; goles de Matías Suárez y Ezequiel Rescaldini.
Suárez guió a sus compañeros a partir de su gol, en el inicio de un encuentro que lo encontró notoriamente más despierto a los Piratas. Y más: fue la única referencia que, de tres cuartos de cancha hacia adelante, se constituyó en un elemento de peligro para su adversario. Sólo la buena actuación por la derecha de Barbieri sirvió para acompañarlo.
Ese era el plan diseñado por Sebastián Méndez: achicar espacios, presionar en el campo rival y no dejar actuar con libertad a los mejores jugadores contrarios. Le salió bien porque los futbolistas cumplieron su prédica y la coronaron con un gol. Allí estuvo Suárez para fulminar a Herrera cuando tenía muy poco espacio para meter la pelota en el arco.
El segundo acto del clásico empezó en ese momento. Talleres, de a poco, se despojó de su letargo. Gil dejó de equivocarse en las entregas. Godoy y Escobar escalaron por sus laterales y Guiñazú, como casi siempre, fue el resguardo de un equipo que descansó en su sabiduría.
Lo consiguió Talleres cuando su presión se hacía sostenida. Un centro de Ramis encontró el pie afortunado de Rescaldani. Igualdad y tercer capítulo, que no tendría muchas oscilaciones en el nivel mediocre de ambos equipos, pero que provocaría cimbronazos por dos errores de Néstor Pitana. Uno fue la no expulsión de Komar cuando el defensor claramente impidió que Suárez enfrentara con chances de gol a Herrera. En ese momento, al final del primer tiempo, el trámite estaba 1 a 1. La expulsión se transformó en una insulsa tarjeta amarilla. El propio jugador reconoció luego que si lo echaban "estaba bien".
El segundo episodio fue una mano de Farré tras un remate de Komar que debió ser penal. La continuidad de la jugada dispuesta por el árbitro pareció compensar el error anterior. Antes había sido Belgrano; después, Talleres. La crítica mayor y de ambos lados se la llevó el misionero Pitana, que buscó sacar adelante un clásico de discreto relieve, más jugado con el corazón que con el trazo fino de algunos botines virtuosos.
El empate dejó satisfechos a todos. Con el punto conseguido, Belgrano tomó una pequeña dosis de vitamina a su raquítico puntaje. Talleres, a su vez, le dio el valor que le dan aquellos que se aventuran a la primera división, en una experiencia que en algunos casos puede durar sólo una temporada. No parece ser su caso, aunque es notable como en las últimas fechas se ha desdibujado su imagen.
FUENTE: LA NACION