COPA AMÉRICA | El equipo dirigido por Dunga había perdido en su debut ante México (2-0) y precisaba ganarle a Chile para seguir con chances en el certamen. Entonces apareció su gran figura para anotar a los 35m. del primer tiempo, de penal, y a los 38m. y 41m. del complemento.
El planteo de los dos equipos había quedado claro desde el arranque del encuentro. Los brasileños necesitaban ganar para continuar con chances en la Copa América de Venezuela, luego de su inesperada caída en el debut ante México (2-0), mientras que los chilenos salieron a especular con el nerviosismo de su rival, con la ventaja de haber conseguido los tres puntos en su primera presentación contra Ecuador (3-2).
Por eso, el entrenador de Chile, Nelson Acosta, dispuso una formación con muchos mediocampistas y sólo un delantero -Humberto Suazo- con la intención de quitarle el manejo de la pelota a los brasileños y así hacer correr el reloj, a la espera de algún contragolpe que encontrara mal parados a los defensores "verde amarelhos".
Brasil atacó desde los primeros minutos, aunque le faltó claridad para inquietar al seguro arquero trasandino. Tanto fue así que hasta el gol, los dirigidos por Dunga no habían generado una sola chance clara de peligro. Pero a los 35 minutos, el árbitro paraguayo Carlos Torres sancionó el penal y Robinho no dejó pasar la oportunidad.
El delantero del Real Madrid definió con un remate bajo, al palo izquierdo. Bravo alcanzó a tocar la pelota, pero no pudo impedir que se metiera en su arco y estableciera el 1-0.
Sobre el final de la etapa, pudo empatarlo Chile con un cabezazo de "palomita" de Mark González, acaso la única aproximación riesgosa de un conjunto que especuló demasiado, pero el arquero Doni estuvo bien parado sobre su palo derecho y contuvo sin mayores inconvenientes.
En el complemento, los chilenos se adelantaron y, con la obligación de intentar el empate, dejaron espacios libres en su zona defensiva. Pudo igualarlo a los 25 minutos, con una gran jugada individual de Suazo, quien gambeteó varias veces dentro del área brasileña, pero definió muy suave, cansado de tantos amagues ante rivales que se sumaban para marcarlo.
Entonces llegó el momento de Robinho. El delantero del Real Madrid disimuló todas las fallas y la escasez de ideas del equipo dirigido por Dunga, "mareó" a toda la defensa chilena y coronó su brillante actuación con dos definiciones dignas de guardar en un museo: a los 38 minutos, avanzó por la izquierda y definió con un toque suave por encima del cuerpo del arquero, "picando" la pelota.
Y a los 41 minutos, amagó en la puerta del área, apiló a tres rivales en su marca y, cuando le dieron un mínimo espacio, remató de zurda y metió la pelota abajo, junto al palo izquierdo, para sellar la goleada por 3-0 y devolverle a Brasil sus esperanzas de pelear por el título en la Copa América de Venezuela.