River y Tigre empataron en un partido con pocas emociones
FÚTBOL | El encuentro que se jugó en Victoria estuvo marcado por las infracciones y el juego brusco. En la primera parte, el "millonario" fue un poco más que el "matador", pero no le alcanzó para sacar diferencias. El segundo tiempo no fue entretenido y apenas algunas jugadas de peligro matizaron un partido para el olvido. Ambos equipos sumaron un punto de cara a la pelea por no descender.
River Plate sumó un punto con gusto a poco en su batalla por escapar de la zona del descenso, al empatar sin goles ante Tigre, un rival directo en la pelea, en el encuentro que significó esta noche el debut de ambos en el torneo Clausura de fútbol 2011 de primera división.
El partido se desarrolló en el estadio de Tigre en Victoria y contó con el buen arbitraje de Sergio Pezzotta. El resultado le permitió a los de Rodolfo Arruabarrena mantener los cuatro puntos de ventaja sobre los de Nùñez en la tabla de promedios.
En la batalla táctica planteada desde el inicio por los técnicos, fue más lúcido lo de "Jota Jota" López: la línea de cuatro volantes, con Acevedo y Almeyda como referentes en la recuperación, le ganó prontamente el terreno a la de tres del "Vasco" Arruabarrena, y así River se hizo mejor en el inicio.
Dos situaciones claras de gol, una de Erik Lamela y otra de Manuel Lanzini, a los 13 y a los 15 respectivamente, fueron las aproximaciones de los Millonarios al gol. Ambas fueron bien resueltas por Islas, y en esa solvencia de su arquero Tigre encontró cierto envión anímico.
Emparejó el medio a partir de los 20m (a pesar de la floja tarea de su pareja de enganches, Diego Morales y Rubén Botta) y también llegó con ciertas chances al área rival, sobre todo con un remate de Mariano Pernía que Leandro Chichizola mandó al córner.
En un marco de mayor paridad, síntesis de la pelea que ambos sostienen entre sí para escapar de la zona del descenso, durante el resto del primer tiempo hubo apenas olor a gol. Un remate de Lamela que se fue cerca y un tiro de Pavone que se desvió en Blengio antes de perderse por la linea de fondo.
La soledad de Mariano Pavone en el ataque, más allá de la eficacia del delantero para dar guerra y aguantar a los defensores de Tigre, terminó haciendo mella sobre las posibilidades ofensivas de los de Núñez, y al descanso se llegó con un merecido 0 a 0.
Siguió siendo mejor River al inicio de la segunda etapa, y antes de los diez tuvo la, hasta allí, mejor ocasión para abrir el marcador: Ferrari apareció solo por la derecha y entró al área sin marcas, pero su remate cruzado se fue afuera.
La capacidad en la recuperación de Almeyda y Acevedo (facilitada, sí, por la escasa ambición de los locales), el atrevimiento de Lanzini y Lamela, las proyecciones de Ferrari y la generosidad en el despliegue de Pavone fueron inclinando levemente la cancha hacia el arco de Islas. Pero no hubo detonante para la superioridad, y de a poco el local se acomodó en el terreno.
El renovado equilibrio terminó ahora por afianzar los cuidados defensivos de los dos. Esa ambición medida, en el caso de River resumida en la sostenida soledad de Pavone en el ataque (que de todos modos se las ingenió para provocar otra clara situación a cinco del final), desembocó, como una obviedad, en el 0 a 0.
Hubo un último intento de Tigre, una entrada de Telechea que mandó al corner el debutante y sobrio Chichizola; y otro de River, con los ingresos de Leandro Caruso y Fabián Bordagaray. Los últimos minutos se consumieron con cierta incertidumbre y algunas otras ocasiones, pero no hubo caso. Poco para los dos, sobre todo para River.