| River Plate y Newell's Old Boys de Rosario igualaron 3 a 3 en un partido emotivo y cambiante que marcó un discreto regreso de Ariel Ortega al estadio Monumental de Núñez, por la segunda fecha del torneo Apertura de primera división.
El equipo local, alentado por 55 mil personas, empezó en desventaja con un tanto del paraguayo Santiago Salcedo (11 mimutos del primer tiempo) y después lo revirtió transitoriamente, quedó otra vez debajo en el marcador por dos goles de la figura del partido: el paraguayo Oscar Cardozo (44m.PT y 45m.PT).
El capitán Marcelo Gallardo había igualado parcialmente de tiro penal (16m.PT), el ex Newell's Fernando Belluschi marcó el 2 a 1 provisorio (22m.PT) y el defensor Eduardo Tuzzio, ingresado al comenzar la parte final, anotó el definitivo empate al minuto del segundo período.
El público de River, rival del Racing Club de Reinaldo Merlo en la próxima fecha, se repartió entre la indiferencia y los tibios aplausos para despedir al equipo de Daniel Passarella.
De arranque, la gente tuvo la percepción de que la fiesta por el regreso de un ídolo no sería la soñada porque Newell's, sin nombres rutilantes pero con mucha valentía, le planteó el partido en igualdad de condiciones.
Y el conjunto de Nery Pumpido fue protagonista de las primeras llegadas de riesgo, mientras que River, en cambio, tuvo muchos problemas para asociar al póker que conforman Belluschi, Gallardo, Ortega y Farías.
Después del primer encuentro entre ellos, que derivó en una definición errática de Ortega frente a Villar, los rosarinos generaron el primer silencio en el Monumental al convertir el primer gol con un cabezazo de Salcedo.
No obstante el partido se encarriló para el local a partir de un fallo polémico del árbitro Daniel Giménez, que sancionó penal por una supuesta falta de Torrén sobre Farías y le permitió a Gallardo igualar con un disparo seco y fuerte.
Entonces River, esperanzado en tomar el definitivo control del partido, transitó su mejor momento de la tarde y lo rubricó con un golazo de Belluschi, producto de un acierto individual y no de una producción colectiva.
El ex Newell's recogió una pelota en la mitad de la cancha, ensayó una gambeta, un freno, remató fuerte de zurda al palo izquierdo del paraguayo Villar y mientras el estadio deliraba por el golazo, miró con timidez hacia la popular visitante con la palma de su mano sobre el costado izquierdo del pecho.
Por falta de perseverancia y fútbol River no aprovechó la confusión del rival y Newell's reaccionó a tiempo con la irrupción del hombre que se adueñó de la tarde: Cardozo.
Antes del descanso el ex Cerro Porteño empató de cabeza ante la mirada de una estática defensa de River y dos minutos más tarde le devolvió la ventaja a su equipo con un tiro libre desde 30 metros.
Por entonces, la clara inestabilidad de River ya generaba malestar en el público, que seguía el partido con desconfianza, envuelto en un silencio tenso, acentuado por el frío.
Passarella, disconforme con el costado izquierdo de su formación, dio un golpe de timón: afuera Federico Domínguez y Rubens Sambueza y adentro Eduardo Tuzzio y Víctor Zapata.
La apuesta la salió a la perfección porque al minuto del segundo tiempo Tuzzio empató de cabeza, tras un centro que cayó en el área de Newell's y que descolocó a todos por un pique.
Ese gol mermó la intensidad del partido, que ya no recuperó el frenesí de la parte inicial.
Con el correr de los minutos, producto del desgaste físico y de la lectura realista del partido, ninguno de los dos evaluó el empate como un mal resultado, aunque lejos estuvieron de conformarse.
A su modo los dos buscaron el cuarto y Newell's fue el que estuvo más cerca por la inteligencia de los movimientos de su dupla paraguaya de ataque.
Cuando promediaban los 6 minutos Cardozo exigió a Lux con un nuevo tiro libre y a los 21m. estrelló un cabezazo en el palo.
River no contaba con un jugador tan desequilibrante. Sólo Belluschi, con su incesante trajinar por la derecha, buscaba el arco de Villar.
Gallardo era cada vez más intrascendente; Farías lucía muy aislado y lo de Ortega se convertía en una decepción de acuerdo a la expectativa que generó su vuelta.
"El Burrito", después de aquel gol perdido a los 10m. del primer tiempo, redujo su producción a un pase gol para Farías, después no gravitó más y hasta demostró una estatismo exasperante.
Con ese panorama, River valoró la igualdad como un negocio aceptable, pero su gente dejó el estadio con un sentimiento de preocupación.
Fuente: Télam.