Domingo 25 de Octubre de 2009, 23:39

River y Boca quedaron a mano

FÚTBOL | River y Boca igualaron 1 a 1 en el estadio Monumental. Ortega erró un penal (lo atajó Abbondanzieri). Gallardo puso en ventaja al local. En el segundo tiempo fueron expulsados Villagra y Cáceres y Astrada para asegurar el resultado sacó al "Muñeco" y mandó a la cancha a un zaguero: consecuencia, Palermo estableció la paridad.

En el primer tiempo, a los 25 minutos, Roberto Abbondanzieri le atajó un penal a Ariel Ortega. El miedo a perder fue el común denominador del superclásico, porque cuando River parecía que se lo quedaba optó por defenderse y lo pagó caro. Y cuando Boca lo tuvo no le alcanzó el tiempo, lamentando el tiempo perdido en la etapa inicial. Al final, los dos equipos redondearon un partido para el olvido, como para marcar sus presentes, más allá de que Boca venía de sumar varios triunfos, pero le faltó fútbol y decisión para marcar la diferencia en el resultado. En el primer tiempo las diferencias estuvieron marcadas desde la actitud, porque River salió a jugar a lo Boca, presionando, “metiendo” en todos los sectores de la cancha, buscando lastimar con la velocidad de Diego Buonanotte y Ariel Ortega, más la inteligencia de Marcelo Gallardo. A los hombres de ataque de River se les sumó un buen trabajo de Matías Almeyda, más la sorpresa que generaron subiendo por las puntas de Nicolás Domingo y Matías Abelairas. A todo esto Boca era una sombra de lo que es en los superclásicos, porque Sebastián Battaglia y Ariel Rosada no paraban a nadie, Federico Insúa rozó la intrascendencia y Juan Román Riquelme dijo ausente sin aviso. Entonces, al no funcionar el mediocampo, ni Martín Palermo ni Nicolás Gaitán pudieron tener peso alguno en el juego, provocando que en el primer tiempo Boca no llegara ni una sola vez en forma clara al arco defendido por Daniel Vega. River tuvo varias chances para ampliar el marcador, porque Domingo y Buonanotte estuvieron cerca de abrir el marcador. La primera grance chance se produjo luego de un error grosero del árbitro Laverni, a quien le quedó gigante el superclásico, luego de sancionar una falta, que existió de Fabián Monzón a Buonanotte dentro del área, pero el volante, devenido a delantero de River, se había llevado la pelota claramente con la mano. Entonces Ortega se encargó de patear el penal y Abbondanzieri se encargó de atajarlo, para dejar todo igualado el superclásico. Cuando todo hacía suponer que eso bajaría la moral de River y levantar la de Boca, llegó la apertura del marcador, con un exquisito tiro libre de Gallardo, quien mandó la pelota al fondo de la red por el ángulo derecho del arquero. El 1 a 0 no cambió el panorama por el lado de Boca, todo lo contrario, se acrecentó todo lo malo que venían haciendo los dirigidos por Basile y los de Astrada siguieron haciendo lo mismo, es decir, manejando el trámite del partido. River se pudo ir al descanso con un gol más de ventaja si Abelairas acertaba la clara chance que tuvo mano a mano con Abbondanzieri, pero el 1 a 0 dejaba conforme al 90 por ciento del Monumental. En el inicio del segundo tiempo todo parecía cambiar, porque Villagra recibió, en forma correcta, su segunda tarjeta amarilla cuando no habían pasado dos minutos de la etapa final y dejó así a su equipo con uno menos. Pero Cáceres, quien en Boca es una sombra de lo que muestra en el seleccionado paraguayo, se hizo expulsar de manera infantil, a los cinco minutos, y los dos equipos quedaron con diez para lo que quedaba del partido. Recién a los siete minutos del segundo tiempo Boca tuvo una buena jugada en ataque, que fue toda de Gaitán, quien se sacó en velocidad tres hombres en el camino y remató fuerte pero se encontró con un seguro Vega. Está claro que nunca el superclásico fue bien jugado, que no hubo muchas veces tres pases seguidos bien hechos y que todo fue una cuestión de actitud y valentía. Por eso, en el segundo tiempo Boca se paró más adelante en la cancha y sabiendo que no podía superar a la firme defensa de River comenzó a rematar desde fuera del área, como intentaron Insúa y Riquelme, pero siguieron chocando con un cada vez más seguro Vega. Con ese panorama y para asegurar el resultado, Astrada hizo un cambio que deberá explicar durante mucho tiempo, porque sacó a Gallardo y puso a un zaguero, sin experiencia, como Maximiliano Coronel, logrando un resultado inmediato: Palermo, luego de un pase de Riquelme, estableció el 1 a 1. Luego del empate el partido se convirtió en una verdadera obra de terror, con los dos peleando más que jugando, pero en esa historia los dos tuvieron chances de ganar el superclásico. Para River tuvo la victoria Abelairas, quien estrelló un remate en el palo, luego de un buen pase de Buonanotte, quien durmió por la izquierda a Monzón, quien luego de esa jugada fue sacado de la cancha por Basile. Boca también pudo quedarse con todo a partir del desequilibrio de Gaitán, quien con poco terminó siendo lo mejorcito del superclásico. Los minutos finales encontraron a Boca con más decisión a la hora de ir a buscar el resultado, seguramente lamentando la actitud timorata de la etapa inicial. El empate terminó siendo un castigo para los dos, porque no les sirve para nada en el torneo Apertura y los dejó lejos de los objetivos que se plantearon en este segundo semestre del año. Fuente: Télam.