FÚTBOL | Fue un claro 3 a 1 de local ante Newell's, en el partido pendiente de la segunda fecha del Apertura. Por momentos encontró su fútbol y además aprovechó los errores del rival. De entrada, Ortega convirtió el penal y enseguida se fue lesionado. Aumentó Falcao y ya en el segundo tiempo descontó Da Silva. En medio de la arremetida rosarina, el árbitro expulsó a Husain y ahí Abelairas clavó un tiro libre al ángulo. Con este resultado, el equipo de Passarella queda a cuatro puntos del líder Boca.
Mucho más que tres puntos. Para River cada partido significa no sólo eso, sino también la necesidad -y la oportunidad- de encontrar una identidad futbolística que desde hace mucho no tiene. Claro que los resultados pesan y mucho en el camino hacia ese objetivo. Por eso, tras el pálido empate ante Racing el choque ante Newell's pasó a representar una verdadera prueba de fuego.
Y River salió con mucha actitud a tratar de llevarse por delante a Newell's. Con Augusto Fernández bien abierto por la derecha, Belluschi recostado sobre la izquierda tratando de asociarse con Ortega, y la dupla Falcao-Ruben arriba, el equipo de Passarella tomó la iniciativa. La Lepra, en cambio, se paró con cautela buscando achicarle los espacios al local. Schiavi y Spolli, ejes de la defensa, les pedían -sin éxito- a los volantes, más presión en el medio para intentar alejarse un poco de Villar.
La primera clara de River llegó a los 9', gracias al coraje de Ferrari. El ex Central anticipó en el medio y desbordó con ese pique que lo distingue del resto de los laterales del país. Ahí, frenó y se la puso en la cabeza a Marco Ruben, que sin marca no logró cabecear con precisión y le permitió a Villar respirar tranquilo. Una buena para el Millonario, que siguió yendo, con mucha gente. Y cinco minutos más tarde, el que lo tuvo fue Falcao, quien le ganó las espaldas a su marca dentro del área y se tiró de palomita. Parecía que era gol pero el colombiano le dio sin fuerza y otra vez estuvo atento Villar.
Sin hacer demasiado, el local era superior y merecía un poco más. Y a los 20', se encontró con la posibilidad única de ponerse en ventaja con el infantil penal que le cometieron a Falcao y que Collado sancionó correctamente. ¿Quién lo iba a patear si no era Ortega? Al igual que ante San Lorenzo, el Burrito pidió la pelota y, sin su clásico amague, se la cruzó a Villar e infló el pecho bien grande. Tan grande como el lamento y la sorpresa de todo River cuando en su carrera hacia la mitad de la cancha, el jujeño sintió un pinchazo y pidió el cambio. ("Es una contractura", diría luego el enganche). Más allá de la evidente necesidad de ganar, el equipo de Passarella pagaba muy caro por ese 1-0.
Quizás aturdido por la salida de su emblema, River se desordenó y, si bien siguió apretando en tres cuartos de cancha, perdió mucha claridad. Y era previsible. Porque más allá de que a Abelairas lo que menos le falta es técnica y puede ser un buen complemento, no es un conductor. Tampoco lo es Belluschi, pese a que en varias ocasiones le tocó probarse ese traje. Entonces, ante la merma futbolística rival, Newell's empezó a salir de su refugio y se animó a desplegarse más en ataque. Hasta ahí, Da Silva había estado muy solo y, para colmo, bien custodiado por Nico Sánchez y Tuzzio.
A los 34' La Lepra se acercó con cierto peligro al arco de Ojeda. Fue por intermedio de Seri, quien luego de ganarle en el mano a mano a Sánchez definió cruzado. El remate se fue apenas desviado pero dejó a todos callados. La visita iba más aunque, ya sin Spolli, descuidaba mucho su defensa. Así, el 2-0 para River podía llegar en cualquier momento. Pero para alivio de Pomelo Marini, Falcao y Ruben no atraviesan un buen momento. Ni mucho menos. Y si quedaba alguna duda, la misma desapareció a los 39', cuando increíblemente, entre los dos se molestaron y le dieron tiempo a Villar para achicar el ángulo y mandarla al córner.
En el arranque del segundo tiempo nada cambió. Newell's iba con los ojos cerrados y pasaba sofocones cuando River lograba unir precisión con velocidad a la hora de atacar. Y a los 6' Falcao se sacó la mufa y desató el festejo que le había quedado atragantado en el 1-1 ante Racing. El colombiano se adelantó a los pasivos defensores visitantes, luego de un rebote corto que dio Villar al taparle un remate a Ruben, y se tiró al piso para empujarla a un arco que había quedado desprotegido ante la salida del paraguayo.
Todo estaba saliendo como River quería. Jugaba en un aceptable nivel, dominaba a su rival y, además, lo plasmaba en el resultado, algo que hacía mucho no lograba. Y a Passarella le salió del alma: "Hay que liquidarlo". Pero su equipo levantó el pie del acelerador y dejó vivir a Newell's. Y casi termina sufriendo, porque a los 22', Ojeda salió mal a descolgar un córner y la pelota quedó picando dentro del área. El rebote lo agarró Da Silva y la mandó a guardar. 2-1 y a volver a luchar.
Newell's se entusiasmó y con Donnet y Salcedo fue por más. Ahí pareció que otra vez a River se le iba de las manos un partido casi resuelto. Sin embargo, la visita tuvo, a los 28', su momento fatal. Porque Husaín vio segunda amarilla por bajar de atrás a Ruben. Justamente esa falta luego fue aprovechada por Abelairas que la colgó del ángulo y sentenció la historia. De ahí en mas quedó tiempo para que el local se reencontrara con su mejor versión y para que la gente se prendiera con el clásico "ole" ante el toqueteo que lideró Lima y que encontró muchos asociados. Sonríe River, que festeja más que una simple victoria. Claro, hoy se amigó con el buen juego. Ahora, su próxima misión será convencerse de que si sigue por este camino tendrá siempre las de ganar.
Fuente: Clarín on line.