Jueves 23 de Octubre de 2008, 09:07

River perdió por la Sudamericana

FÚTBOL | Cayó por 2 a 1 ante Chivas en la ida por los cuartos de final de la Sudamericana. El agónico descuento del uruguayo, de penal, apaciguó un poco los ánimos. El equipo de un Simeone contra las cuerdas no jugó bien, pero intentó y mereció más. Los mexicanos tuvieron eficacia en sus llegadas.


El desquite se jugará el jueves seis de noviembre, en México, donde River estará obligado a vencer a Chivas para no quedar eliminado. River volvió a decepcionar, a jugar mal, pero pese a eso no mereció perder. El arquero Víctor Hernández fue la gran figura de la cancha. “Ustedes perdieron con Boca pero nosotros volvimos a ganar”, con ese canto de los hinchas de River comenzó el partido del equipo de Diego Simeone ante los mexicanos. Así de tenso era la tarde-noche en el estadio Monumental. Pero los jugadores, como no sintiendo el mensaje que llegaba desde la tribuna, salieron con todo a tratar de marcar la diferencia rápido. En los primeros tres minutos los locales tuvieron dos chances claras para abrir el marcador: la primera en los pies de Augusto Fernández, pero salvó Víctor Hernández, el arquero de Chivas, y la segunda la tuvo Eduardo Tuzzio, en su cabeza, pero salvaron sobre la línea. Las ganas de los futbolistas de River se notaba dentro del campo de juego, pero con el correr de los minutos el “fastidio” de los hinchas aumentó, llegando a cantar que “transpiren la camiseta” o que se la sacan para dársela a “la hinchada que juega mejor”. A todo esto, Simeone, quien llamativamente no fue apuntado por los hinchas presentes en el estadio Monumental, no paraba de gritar, de gesticular y de darle indicaciones a sus dirigidos, en una situación que desde fuera dio la sensación que ponía más nerviosos a los protagonistas. Ese clima adverso lo aprovecharon los mexicanos, que optaron por refugiarse atrás, apostando todo a una contra. A los diez minutos avisó Arellano, pero el delantero falló en su remate final cuando quedó mano a mano con Marcelo Ojeda. River siguió manejando la pelota en la primera parte, sin ser claro a la hora de atacar, pero generando muchas situaciones de gol aunque sin poder superar a la figura de la etapa inicial, el arquero Hernández En ese juego del local se destacó Augusto Fernández, quien por derecha se cansó de desbordar, pero ni Sebastián Abreu ni Radamel Falcao supieron aprovechar los centros-asistencias del volante. Y cuando la mano viene mal, viene mal, sino que lo digan los jugadores de River, quienes se tuvieron que ir al descanso perdiendo 1 a 0, luego de que Orellano señalara la apertura del marcador aprovechando un rebote que dio Ojeda. La ventaja de Chivas era injusta, pero eso no disimuló el malestar de la gente, que despidió a los jugadores con más insultos y reclamando la vuelta de Ariel Ortega. En el segundo tiempo, como se esperaba, River intentó salir con todo a buscar el empate y los mexicanos se cerraron más atrás, dejando solo arriba a Arellano, quien se las arregló para complicar a la defensa “millonaria”. Simeone, a los diez minutos del segundo tiempo, realizó un cambio inexplicable, porque sacó al mejor del equipo, que era Augusto Fernández, quien aunque estuviera lesionado no podía salir nunca, para que ingrese un inexpresivo Mauro Rosales. River con ese cambio perdió el vértigo que tenía por la derecha y a partir de ese momento fue un equipo sin alma, como desganado y entregado, es cierto, atacando, pero por inercia, por obligación, porque lo hacía sin convicción. A esta aparente falta de ganas y empuje se le sumaba una férrea defensa de Chivas, que tenía nueve jugadores casi dentro de su área aguantando la ventaja. Encima, cuando River pudo generar algo de peligro volvió a aparecer la figura de la cancha, el arquero Hernández, para ahogar cualquier esperanza de que llegara el empate. Para que la derrota sea más dura y más complicada de remontar en México, en una contra los mexicanos ampliaron la diferencia, gracias al oportunismo de De la Mora y así dejaron el estadio Monumental siendo una verdadera caldera. Sobre el final llegó el descuento de River, gracias al penal que sancionó Rivera, que Abreu cambió por gol, aunque no sirvió para calmar el malestar y que dejó a los de Núñez al borde de la eliminación de esta Copa Sudamericana.