| El partido se terminaba en empate, pero en el minuto 90 apareció Eduardo Tuzzio y le dio el triunfo al conjunto millonario. Los de Daniel Passarella jugaron mal, pero de tanto ir tuvieron su premio frente a un rival que luchó mucho en la mitad y se defendió con uñas y dientes.
La suerte de campeón existe. No está comprobado científicamente, pero es una certeza futbolera. Suele ocurrir en pelotas clave que dan en los palos o en partidos que se ganan en el final, sin merecerlo. En general estos sucesos se dan en instancias clave de los torneos y no en una primera fecha. Sin embargo, River hoy ganó de esa manera: sin hacer mucho y cuando el 0-0 era una realidad. En el minuto 90 apareció Tuzzio y los de Passarella lo festejaron casi como un campeonato.
Se sabía que Lanús no iba a ser fácil. Es un equipo armado y que ya sabe de pelear torneos. Por eso nadie esperaba ver un paseo de River, pese a los rutilantes nombres que mandó a la cancha. Igual todo se pudo haber hecho más sencillo para los de Passarella si se convalidaba la jugada que terminó en gol de Farías, en una mala salida de Bossio, pero que Laverni dio como posición adelantada. Es cierto, el Tecla estaba fuera de juego, pero la pelota había sido impulsada por Graieb, así que el gol valía.
Luego, todo se hizo cuesta arriba para River que no le encontró la vuelta a la defensa granate y que además sufrió con un par de apariciones de Fabbiani en su propia área. Para el arranque del complemento la cosa cambió.
River fue con todo a llevarse por delante a Lanús y en los primeros quince minutos tuvo tres claras. Primero una individual de Falcao se fue cerca, luego se lo sacaron a Belluschi cuando iba a corregir un remate de Farías y un cabezazo de Galván salió por arriba. Claro, a Lanús le quedó la contra y tuvo el gol en una jugada de Leto, pero el remate de derecha del futuro jugador del Liverpool terminó en las manos de Carrizo.
Passarella movió el banco con cambios de pieza por pieza y sin jugársela en ofensiva. Es que River pareció sufrir el tener que ir a buscar el partido. Belluschi esta vez no fue conductor y las jugadas terminaban en centros. Los minutos pasaban y los envíos se repetían, pero en el minuto 45 y monedas, un centro desde la derecha fue al tumulto y la pelota quedó libre para Tuzzio, un poco más alejado. La paró y le pegó de derecha. El balón pasó limpio entre la maraña y terminó en la red, con el delirio de todo el Monumental.
Se gritó exageradamente. O no, es que se sabe que la presión que tiene este reforzado River es muy grande. Salir campeón es casi una obligación y desde la primera fecha ya tuvo que apelar a esa suerte.
Fuente: TyC Sports.