| River Plate venció angustiosamente a Quilmes, por 2 a 1, en un partido en que los locales desarrollaron una muy floja tarea y los visitantes se quedaron sin su entrenador, Mario Gómez, quien renunció al término del encuentro.
Los goles del encuentro fueron convertidos por Gonzalo Higuain y Paulo Ferrari, la figura de la cancha, uno en cada período, en tanto que José Chatruc empató para los "cerveceros" en el arranque del período final.
River no debió sufrir ante un Quilmes que en los papeles llegaba casi como un partenaire al Monumental.
Pero este pobre River de Daniel Passarella, que no fue superior en el primer tiempo a pesar de terminar ganando, dejó que Quilmes le empatara en el comienzo de la segunda etapa.
Es que ante la falta de marca en el medio, donde el pibe Nicolás Domingo se debatía en soledad ante el manejo prolijo de los volantes quilmeños, la defensa tenía que trabajar demasiado para defender a Juan Pablo Carrizo.
Por eso fue injusto que el equipo local se fuera al descanso en ventaja, ya que no había producido en la medida necesaria como para ameritar la victoria parcial.
Pero es evidente que el "Pipita" Higuain vive en estado de gracia últimamente y todo lo que toca va a parar a la red, como ocurrió a los 42 minutos del primer tiempo con una buena habilitación de Ariel Ortega.
El centro del jujeño fue impactado de volea por el goleador riverplatense y el balón se clavó a media altura, ante un estático Derlis Gómez.
Por eso fue un canto a la justicia el golazo que "Pepe" Chatruc consiguió a los 17 minutos del segundo período con un impactante zurdazo, luego de sacarse a dos rivales de encima.
El empate era lo que mejor le caía al encuentro, sobre todo cuando cinco minutos antes se había ido expulsado Víctor Zapata en el local por protestar.
Pero cuando Quilmes prometía ir por más, a los 24 minutos llegó la compensación del árbitro Sergio Pezzotta, quien expulsó al zaguero visitante Alfredo González Bordón.
Esto terminó por descompensar la última línea visitante y apenas cinco minutos después Paulo Ferrari, con un cabezazo tras centro de Higuain, volvió a poner nuevamente a River en ventaja, ahora sí definitivamente.
Es que ya Quilmes no encontraría argumentos para acercarse al empate nuevamente, a pesar de algunos escarceos que produjo cerca del área de Carrizo.
Pero la paridad no llegó, aunque no hubiera estado para nada mal, y entonces Gómez también manifestó no tener más argumentos para resistir la renuncia, que se venía cayendo de madura con la magra campaña del equipo.
En cuanto a River, hoy no marcó diferencias frente a este Quilmes con futuro de descenso. Y eso es tanto o más preocupante para Passarella y los suyos. O debería serlo.