FÚTBOL | Guillermo Rivarola dejó su cargo de director técnico de Olimpo, luego de diez partidos, tras consensuar su salida con el presidente del club bahiense, Jorge Ledo.
El director técnico mantuvo una larga reunión con el titular del club, a quien le presentó la renuncia a la dirección técnica del primer equipo, que en la última fecha cayó de manera contundente frente a Independiente por 3 a 0.
Rivarola estuvo en el entrenamiento con el plantel y se despidió de sus dirigidos en muy buenos términos.
El entrenador se hizo cargo de Olimpo en el inicio del torneo Apertura con la premisa de sumar puntos para intentar la permanencia en primera, aunque los resultados no acompañaron su gestión.
Los números del equipo en el certamen marcan que solamente obtuvo seis puntos -un triunfo y tres empates- está último en la tabla general y del promedio, y acumuló seis derrotas.
El coordinador de fútbol del club bahiense, Gustavo Echaniz, se hará cargo del equipo en forma interina durante los próximos tres partidos, según lo que estipuló con la dirigencia, debido a la urgencia que se presenta ante la seguidilla de partidos que deberán afrontar por el torneo local.
La idea de los directivos es no apresurarse en la elección del nuevo entrenador, razón por la cual evitaron mencionar nombres de posibles reemplazantes.
De todas maneras, el uruguayo Gregorio Pérez y Osvaldo “Chiche” Sosa suenan como posibles sustitutos, aunque también trascendió el nombre de Leonardo Madelón, quien fue el conductor del equipo que logró el ascenso.
El ex defensor de River y Racing es el quinto técnico que se va de un equipo de la máxima categoría del fútbol argentino, luego de los alejamientos de Antonio Mohamed, en Huracán, Ricardo Caruso Lombardi, en Argentinos Juniors, Francisco Maturana, en Gimnasia y Esgrima (La Plata), y Pablo Marini, en Newell´s.
Los dos primeros casos fueron por cuestiones personales, ya que ambos elencos venían bien en el certamen, mientras que Maturana y Marini se fueron por los malos resultados de sus respectivos equipos, aunque en el caso del rosarino la situación se agravó por amenazas de la barra brava.