| El seleccionado argentino de fútbol cayó por un contundente 3 a 0 ante su par de Brasil, en un encuentro amistoso que marcó el debut de Alfio Basile como entrenador nacional, en el flamante estadio Emiratos del club Arsenal, de Inglaterra. Elano, dos veces, y kaká convirtieron los goles.
Los goles de la victoria brasileña fueron obra de Elano a los 2 minutos del primer tiempo y los 21 del segundo, en tanto que Kaká le puso cifras definitivas al marcador a los 43 de la segunda etapa.
Con escasa preparación después del último mundial, el equipo de Basile, que pagó caro su estreno ante un rival de jerarquía, mostró fragilidad en la estructura defensiva y poco vuelo futbolístico en ataque pese a la presencia de Juan Román Riquelme, Lionel Messi y Carlos Tevez.
La victoria de Brasil, con mayoría de hinchas en el estadio, cobró mayor valor por la ausencia de su estrella Ronaldinho, la suplencia de Kaká y la ausencia de viejas figuras como Cafú, Roberto Carlos, Ronaldo y Adriano.
La falta de trabajo que advirtió Basile apenas se calzó el buzo del seleccionado argentino quedó expresada a los tres minutos con la apertura del marcador para Brasil, después de una gran habilitación de Robinho y un derechazo de Elano (Daniel Bilos perdió su marca) al primer palo de Roberto Abbondanzieri.
Un instante antes Luis González tuvo la apertura para Argentina, en un tiro libre ejecutado por Juan Román Riquelme, en el arranque de un clásico intenso y poco amistoso.
Brasil impresionó mejor por la mayor precisión del toque de pelota en la zona media y la habilidad de Robinho, clave para capitalizar el desajuste argentino entre defensores y volantes.
Mascherano lució desorientado por la falta de marca en los carriles y su despiste provocaba la peligrosa salida de los zagueros.
Sin la pelota, el partido se convirtió en un problema para Tevez y Messi, en desventaja para pelear pelotas divididas con los corpulentos centrales brasileños.
Basile, de impecable traje, dejó su silla y llegó hasta la línea del "corralito" para ajustar detalles, mientras se tocaba la cara en señal inequívoca de preocupación. Dunga, en cambio, permanecía sentado.
El partido tenía toque y aceleración por parte de Brasil y confusión del lado argentino, sobre todo por el costado izquierdo de la defensa, donde Cicinho, Elano y Robinho triangulaban con peligro.
El grito estentóreo de "Brasil" atronaba en la cancha a los 27 minutos del juego y en ese instante Tevez lo acalló con un cabezazo que casi se transforma en el empate, después de una proyección de Clemente Rodríguez.
Dos minutos después Robinho ensayó su clásica "bicicleta" en el área, dejó desairado a Fabricio Coloccini pero su zurdazo fue tapado por Abbondanzieri. El delantero, de cara a su gente, gesticuló ampulosamente para pedir aliento y goce frente a un rival desdibujado. Basile regresó al banco.
Lo mejor que le pudo ocurrir a Argentina fue el descanso, en que el entrenador aprovechó para cambiar algunas piezas en la estructura defensiva.
Lo que mostró el comienzo del segundo tiempo fue un mayor orden y control de la pelota para Argentina, aunque poca profundidad por la escasa gravitación de Messi, propenso a la jugada personal.
Cuando el rosarino entendió que saber jugar también es desprenderse del balón en el momento preciso, su clase marcó diferencia y generó dos chances claras para el empate.
Ambas asistencias fueron para Luis González y una de ellas terminó con un disparo cruzado de Pablo Zabaleta, el más regular de Argentina.
El partido presentaba las condiciones propicias para el debut de Sergio Agüero y el "Kun" saltó a la cancha en el minuto 21 por Tevez, muy silbado por los hinchas brasileños después de su conflictivo alejamiento del Corinthians.
Pero al minuto Brasil convirtió el segundo tanto con papel carbónico. Kaká emprendió una diagonal de izquierda al centro, habilitó a Elano por la derecha, Bilos nuevamente lo corrió de atrás y el volante amplió el marcador con un derechazo cruzado.
Poco margen anímico y futbolístico le quedó al equipo para que Agüero demostrara su indiscutida clase de crack naciente. El partido, ya sentenciado, le permitía algunos lujos a los brasileños y por qué no las clásicas provocaciones de Robinho cuando su equipo está en ventaja.
Sobre el final y para darle matiz de fiesta brasileña, Kaká anotó un golazo y desató el delirio de la cancha. El volante arrancó desde su campo, Messi lo persiguió desganado durante 40 metros y lo soltó, entonces eludió la marca de Milito y definió por debajo del "Pato". Demasiado para un estreno rápidamente olvidable.
Fuente: Télam.