FÚTBOL | Juan Carlos Tacchi murió en su casa de Trasacco, Italia, el sábado en horas de la madrugada. Había nacido en Basavilbaso en 1932, y fue uno de los primeros futbolistas profesionales transferido al fútbol de Europa.
El "Enano" o "Carlitos" como se lo conocía fue figura del Nápoles por varias tempordas abriendo camino a futbolistas argentinos de la talla de Enrique Omar Sívori y Diego Armando Maradona.
Desde muy joven practicó fútbol en las inferiores de Ramsar Juniors, hasta que fue cedido a Ferrocarril de Concordia, donde brilló. Sus notables condiciones provocaron que varios clubes pretendieran sus servicios, pero fue Newell’s Old Boys de Rosario quien se quedó con el fichaje.
En la provincia de Santa Fe cumplió una actuación destacada que no hizo más que reflotar el interés del fútbol de Buenos Aires por contarlo. Lanús lo incorpora por una temporada y luego Ferrocarril Oeste de Buenos Aires. En el equipo Caballito jugó poco tiempo, ya que las ofertas que recibían los dirigentes eran constantes, y muy importantes para la época (entre otras de River Plate), casi imposibles de rechazar, y deciden transferirlo con su consentimiento al Torino de Italia, país donde se radica.
En Torino jugó dos temporadas (1956-1957), 48 partidos y anotó 10 goles. A fines del ’58 fue trasferido al Alessandria donde juega las temporadas 1959 y 1960, año que su equipo desciende a la Serie B.
La carrera del futboliusta nacido en Basavilbaso continía en el Napoli de Achille Lauro, jugó la última parte de su carrera, 115 partidos y convirtió 15 goles, en tres temporadas de la Serie A y tres de la B. Con el equipo napolitano logró las promociones a la Serie A (1961-1962 y 1964-1965), la Copa Italia (1961-1962) y 2 goles en la Copa de Campeones (1962-1963). “Dame lo que valgo”, le dijo “Carlitos” al presidente del Nápoli cuando con 33 años negociaba su contrato, por entonces embolsaba por temporada unos tres millones, y reibió por respuesta un fichaje por el doble y el pase en su poder.
Era un jugador pequeño, delicioso que se deslizaba por la izquierda con generosidad. Amigo de todos, menos de los defensores rivales a los que sometía con endiabladas gambetas. Se auto limitó a la hora de hacer goles para darle oportunidades a sus compañeros. Durante los seis campeonatos que jugó con la “Azurra” demostró todo su talento y aún perdura en el recuerdo un tiro desde la izquierda, desde el corner, que colgó en en ángulo derecho del arco rival, situación que como otras tantas lo convirtieron en el primer argentino idolatrado en el “San Paolo”.
Al terminar su carrera como jugador probó como entrenador y más tarde como representante.
Después de muchos años de no venir al país había tomado por costmbre hacerlo con frecuencia. En su última estancia, hace un año, sufrió un problema de salud severo, del que no se recuperó totalmente.