FÚTBOL | El entrenador, al que se le vence el contrato el 31 de diciembre, remarcó que todo dependerá del resultado de la reunión que mantendrá en las próximas horas con los dirigentes. Cuenta con el aval de Juan Román Riquelme.
El entrenador Miguel Angel Russo afirmó hoy tener
"expectativas" de seguir al frente del plantel de Boca Juniors y remarcó que todo dependerá del resultado de la reunión que mantendrá en las próximas horas con los dirigentes.
Por lo pronto, pese al caos que significó en Ezeiza la llegada de la delegación procedente de Japón, el técnico se encontró con el apoyo decenas de hinchas que lo recibieron al grito de "Russo no se va".
"Las expectativas uno las tiene pero habrá que ponerse de acuerdo en todo. Me quiero sentar a ver lo que pretende Boca y que me escuchen a mí, lo que pretendo yo porque es una negociación", señaló Russo al llegar a Ezeiza.
El entrenador se quejó porque no se lo dejaba avanzar y adelantó que hablará con la dirigencia "mañana o pasado, como corresponde, y nada más. Tengo cuarenta horas de vuelo, después hablamos. No me acorralen porque yo también tengo libertad".
Por su parte, el presidente Pedro Pompilio, al señalársele algunos cantos de apoyo recibidos por Russo de parte del público que se había convocado en Ezeiza, respondió: "A mí me parece bárbaro, sigo sosteniendo lo mismo, nos vamos a juntar con el técnico. Me sorprende que haya comentarios de gente que ni siquiera estuvo en Tokio".
"Boca hacía mucho tiempo que no sufría una derrota, que hay que tomarla con orgullo. Estoy conforme aunque obviamente me hubiera gustado ganar el partido", agregó el titular de la entidad.
En relación con las versiones según las cuales Juan Román Riquelme vetó a Guillermo Barros Schelotto y Diego Cagna como posibles sucesores de Russo, Pompilio se declaró sorprendido.
"Me sorprende lo que he leído en el avión, comentarios de cosas que no ocurrieron. Pero es Boca, una caja de resonancia. En las próximas horas va a quedar normalizado", aseguró.
En la escala en Santiago de Chile, Riquelme también se había mostrado indignado con esa versión y negó haber bloqueado la llegada de Guillermo y de Cagna.
"Es una falta de respeto", dijo, y aseguró que "nunca" habló con Pompilio sobre otra cosa que no sea el partido con el Milan. El último en retirarse desde Ezeiza fue el vicepresidente segundo, José Beraldi, cuando ya muchos de los hinchas se habían dispersado.
"Estamos conformes con el trabajo de Russo -afirmó-. El apoyo de la gente siempre cuenta, en Boca lo hemos vivido ya con mucha gente en Japón. Pero lo que más cuenta es el análisis que nosotros hagamos. Es más importante que el fervor de la gente".
Agregó que de todos modos "la gente no está equivocada tampoco en lo que se vio, apoyando a Russo" y en relación con la posibilidad de que llegue como entrenador algún ex reciente jugador, opinó que "ellos mismos son los que tienen que hacer el paso previo, la experiencia como para estar al frente del plantel de Boca".
La llegada de Boca a Ezeiza, pocos minutos después del horario previsto de las 13.20 y con alguna demora en el despacho de equipajes, fue un caos, ya que unos dos cientos hinchas que se habían dado cita en el hall del aeropuerto desbordaron al personal de seguridad.
Desde temprano los simpatizantes, para nada agresivos y con predominio de adolescentes además de muchas mujeres, desarrollaron todo el repertorio de cánticos propios de las canchas pero además, destacó un inesperado "olé, olé olé, olé, Russo, Russo".
Cuando los integrantes de la delegación comenzaron a aparecer, el desorden se acentuó y por ejemplo, Hugo Ibarra, forcejeó con un hincha luego de que le fuera volcado el carro con su equipaje, mientras que Claudio Morel Rodríguez tuvo que apurar el paso dado el llanto de su pequeño hijo, muy asustado. Ninguno de los jugadores formuló declaraciones.
El plantel ya comenzó sus vacaciones y volverá a trabajar el 7 de enero en Casa Amarilla, para viajar de inmediato a Tandil, sede de la pretemporada.
Fuente: DyN.