ITALIA PASÓ A CUARTOS DE FINAL CON UN PENAL DUDOSO
| La Italia eterna, la dominadora de los partidos espinosos, dio otra vuelta más de tuerca a su extraña manera de mantenerse con vida. Ganó a Australia con un penal más que dudoso en el tiempo de descuento (1-0) tras jugar todo el segundo tiempo con uno menos.
El Mundial es un asunto demasiado complicado para la mayoría de las selecciones, una sucesión de incógnitas en la que sólo equipos como Italia suelen tener las ideas claras. Sin embargo, hay veces en las que una piedrecita se mete en el engranaje y obliga a soluciones que andan entre la épica y el absurdo. Esta vez, fue un penal cuando toda Italia soñaba con la prórroga y los penales.
Esa agonía, esa manera de jugar con los merecimientos, hace únicos a los "azzurri", que mantienen un cómodo camino hacia las semifinales. El viernes les espera Ucrania o Suiza. Todos en el país estarían encantados de pasar con esos agobios. Así lo han hecho durante más de un siglo.
Sin embargo, la tarde de Kaiserslautern parecía plácida para Lippi, que pensaba tumbar a los "socceroos" con la lógica implacable de siempre. Un letargo aparente y una dentellada. Una espera y una contra. Se sabían superiores y no importó que Totti se quedara en el banquillo o que Del Piero tocase tan pocos balones como siempre.
Australia replicó con paciencia y elaboración. Nunca cayó en la tentación de lanzar globos hacia la cabeza de Viduka, siempre flanqueado por Materazzi y Cannavaro. Entre Bresciano y Grella ensamblaron algunas paredes camino del área de Buffon. Pero Italia ni se inmutó. Con todos detrás del balón, sólo apretaban de veras cuando el balón llegaba a la línea de tres cuartos. Perrotta y Gattuso reculaban, robaban y buscaban una idea para el contragolpe.
Y arriba siempre veían a Toni, que parece un campanario de Florencia, pero que ofrece desmarques y remata todo lo que cae por sus inmediaciones. Atrae sobre sí a los centrales para que los hombres de segunda línea aprovechen las dejadas. De esta manera, siempre inclinando el campo hacia el lado izquierdo, pudo marcar el mismo Toni en el minuto dos o Gilardino en el 19.
Pero el guion se torció de veras poco después del descanso, cuando Materazzi dejó un nuevo capítulo en su museo de los horrores. Recibió tarde a Cahill cuando encaraba la portería y en su demolición se llevó por delante también a Cannavaro. Medina Cantalejo prefirió el tremendismo de la roja. La misma historia de Corea en 2002, con Hiddink también en el banquillo, y con el arbitraje más que dudoso del ecuatoriano Byron Moreno.
La inferioridad y la vuelta de los viejos fantasmas dieron a Lippi la coartada perfecta. Toni al banquillo y a escarbar en las barricadas. Más de media hora achicando y soñando con la prórroga. Sin embargo, una aventura de Grosso por la izquierda, en su primera subida en todo el partido, llamó al milagro. Cantalejo marcó los once metros y Totti, que había salido como recurso de urgencia, fue implacable.
Fuente: El Mundo.