FÚTBOL | Brasil terminó sin orgullo su Mundial, incapaz de reaccionar contra una Holanda que se adelantó con un gol de penalti de Van Persie. Blind y Wijnaldum acrecentaron un marcador que puede ser el fin de la etapa de Scolari (3-0).
Tras el 1-7 de semifinales, Brasil sólo podía cerrar su Mundial con deshonor. El partido de consolación ante Holanda no podía mitigar lo más mínimo el varapalo recibido ante Alemania, y sólo podía servir para no añadir más oprobio al papelón del anfitrión. Sucedió esto último. Holanda salió con una medalla de bronce de Brasilia, donde Brasil volvió a mostrar todas sus carencias, que son numerosas. Una vez más fue un equipo sin imaginación, sin fútbol, sin gol ni ocasiones, se diría que sin autoestima y desde luego con muchos problemas defensivos.
Holanda apenas necesitó veinte minutos para dejar el partido encarrilado. El árbitro facilitó el primer tanto, al meter en el área una falta de Thiago Silva a Robben ocurrida fuera. Transformó Van Persie el primero y se ocupó Blind del segundo. No hubo mucha más historia hasta el 91, cuando Janmaat subió por su banda y encontró a Wijnaldum, que cerró el marcador y lo celebró a lo grande.