| El Lobo derrotó como local a Defensor Sporting por 3-0 con goles de Luciano Leguizamón (PT 24m y ST 27m) y Sergio Leal (PT 44m), pero no le alcanzó: para entrar en los octavos de final necesitaba ganar por cuatro tantos.
Gimnasia sabía de antemano que para clasificarse a los octavos de final de la Copa Libertadores debía vencer por cuatro goles a Defensor Sporting en el estadio Ciudad de La Plata. Una misión difícil, complicada, pero no imposible. Por eso el Lobo alternativo (Kuzemka puso un equipo plagado de suplentes teniendo en cuenta que el domingo se juega el clásico platense) buscó comerse de entrada al conjunto uruguayo.
En los primeros instantes del partido, el local dominó el juego, pero le costó entrarle a la defensa visitante. Recién después del cuarto de hora inicial, empezó a generar peligro gracias a la precisión en los pases de Pacheco y Chaves, y a la movilidad de Leguizamón y Leal.
Leguizamón tuvo la primera chance clara: Pacheco le puso un pase estupendo y lo dejó mano a mano con Silva, pero el delantero definió de zurda y la pelota cruzó todo el arco. A la jugada siguiente, el atacante no perdonó: sacó un tremendo derechazo desde la puerta del área y clavó el balón al lado del palo izquierdo.
El Lobo siguió yendo por los dos costados, aunque preferentemente lo hizo por la banda izquierda. Y de tanto ir, se descuidó en el fondo. No lo pagó caro porque la suerte estuvo de su lado. El travesaño le dijo que no a un remate de Morales, Olave tapó a medias un disparo de Gonzáles y Peinado no aprovechó el rebote.
Después de pasar los sobresaltos, Gimnasia se fortaleció e insistió con más fuerza. Leguizamón envió un centro desde la izquierda, Leal cabeceó de pique al suelo y Silva mandó la pelota al tiro de esquina. En la última jugada del primer tiempo, el delantero uruguayo no perdonó: luchó la bola en el área, pateó y tuvo fortuna porque dio en la cabeza de Ithurralde y se metió.
En la segunda parte a Gimnasia le costó mantener el ritmo de la primera y si bien continuó siendo más que su rival, no generó tanto peligro. Kuzemka mandó a la cancha a Silva, pero el pelado estuvo demasiado estático y no inquietó. Luego entraron Basualdo y Dubarbier, y ahí sí el equipo local tomó un nuevo envión.
El tercer gol llegó tras un tiro de esquina, algunos rebotes en el área y varias dudas de la defensa visitante que aprovechó muy bien Leguizamón. A esa altura de la noche, el milagro parecía estar al alcance de la mano. Pero el Lobo se quedó sin fútbol y fue en busca de la hazaña con empuje, garra, coraje, amor propio. Y terminó en centros sin un claro destinatario. Pacheco, el hombre más iluminado de la cancha, intentó ser el héroe con un remate desde afuera del área que el arquero Silva sacó al córner. Así se esfumó la ilusión, así finalizó el sueño.
Fuente: TyC Sports.